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miércoles, 14 de octubre de 2009

*gran hermano: libertad y control*


Había una leyenda que aseguraba que los servicios policiales en una época pretérita, encargdados de expedir el DNI., introducían alguna señal a los que iban destinados a identificar a sujetos políticamente sospechosos. Un mito.
Siempre ha sido vista la documentación por el ciudadano, con recelo y en especial por las sociedades democráticas consolidadas, como prueba, los EE. UU., donde a pesar del 11-S., no haya podido ser implantado ese documento, para nosotros habitual. Tampoco existe en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, donde un proyecto posterior a los atentados de Londres, naufragó ante la enérgica reacción de grupos defensores de la libertades civiles. Casi todos los paises europeos cuentan con su carta de identidad o, como Dinamarca, con un fichero central de identificación de la población. El caso más llamativo es el de la India, que ha desarrollado un método de identificación universal con más de mil millones de números asignados para controlar a una población que con frecuencia duplica la personalidad.
Es el terrorismo, obviamente, y quizás algo más, la causa de la obcecación controladora del Poder, sobre todo en los países afectados, pero ni esa razón tan rotunda ha sido capaz de diluir la ancestral desconfianza hacia el control policial, por parte de las personas libres y que deben circular en libertad y que en su origen estuvo ligado a simples objetivos recaudatorios. Los ingleses no quieren ni a tiros llevar en el bolsillo un certificado de sí mismos y menos áun, almacenen su ADN., que una máquina les registre el iris o se guarden sus impresiones decadactilares, pero no es exclusiva de ellos, la prevención ante el poder controlador del Estado, en el que ven a una amenaza a su libertad y a su vida privada.
Un inglés o un estadounidense se dejan fichar gustosamente, sólo, para que se les expida el pasaporte para garantizarse en el exterior el privilegio de su identidad nacional.
Ni con lo pasado ya, en ésta Nación fragmentada el carné de identidad no ha dejado de ser nunca una prótesis más.... y obligatoria, para que se sepa siempre quien es cada cual, que hacemos, con quién quiénes vamos, donde estamos, si pagamos, y.... porque nadie se fía ni de si mismo.....
-JACH-

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