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jueves, 31 de mayo de 2012

COMUNICACIÓN PÚBLICA

ME ENCANTABA la comunicación pública del Partido Popular y me encanta la de este Gobierno que apoya mayoritariamente este partido, frente a la tozudez de los graves acontecimientos, frente a la opinión publicada y empeñada a la contra, un único mensaje, un único culpable, un único ente, gobierno, gestoría o lo que sea, capaz de solucionar al apocalíptico panorama. Hay que felicitar a los estrategas de comunicación del P. P., D. Pedro Arriola a la cabeza. También hay que condenar los abismos y abyecciones de los despropósitos a la comunicación del P. S. O. E., su secretario general ( caducado ) D. Alfredo Pérez Rubalcaba, cada vez que comparece ante los medios o ante los suyos, se presenta más como un padre Peyton reconvertido que como un fiero líder de la oposición.
Lo de la vicesecretaria, clama al cielo, son palabras mayores, Doña Elena Valenciano se enfrenta al atril, a los micrófonos y a los periodistas, y, por extensión a la ciudadanía, como si quisiera comérselos crudos. Alguien comentó el otro día en el restaurante al que suelo ir a comer todos los día: " Esa tía, ¿ por qué siempre está enfadada ? <parece que tiene la hiel reventada > "
-Lord Lancaster- 

miércoles, 30 de mayo de 2012

PARA ALGUNAS: " NO TOQUÉIS LO QUE NO SUENA ". HE PROCURADO SER PRUDENTE HASTA AHORA. A PARTIR DE YA NO VOY A PERMITIR NI UNA. HASTA MÁS VER.
-José Antonio Chaves Pérez-

Nuevas pruebas del calentamiento de Groenlandia de 1930

30 mayo, 2012 
 
 
 
 
 
 
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El Heinkel de Knud Rasmussen tras regresar de una misión fotográfica. Fuente: Nature
Para poder asegurar de forma categórica que los cambios climáticos producidos en alguna zona de nuestro planeta son significativos, es imprescindible disponer de un registro climatológico que abarque el mayor período de tiempo posible. Hay sabemos que se está produciendo una pérdida importante de la capa de hielo que recubre Groenlandia pero, ¿se ha producido con anterioridad algo parecido?
La mayoría de la información fiable de la que se dispone en la actualidad corresponde a imágenes tomadas por los satélites en los años 70 del siglo pasado. Por ello cobra una extraordinaria importancia cualquier análisis climático riguroso en la zona de estudio. La zona sudeste de Groenlandia fue visitada repetidas veces por exploradores durante las primeras décadas del siglo XX. Una de esas expediciones fue la que organizó el danés Knud Rasmussen, que tomó imágenes aéreas a una altura de 3700 metros, de la costa y los glaciares del sudeste de Groenlandia durante la década de 1930.

Dichas imágenes fueron clasificadas secretas y han permanecido ocultas en un castillo de las afueras de Copenhagen. Recientemente el grupo del investigador Anders Bjork de la universidad de Copenhagen ha tenido acceso a dichas imágenes, las ha estudiado y ha resumido sus conclusiones en un artículo publicado en la prestigiosa revista “Nature Geoscience”. En dicha publicación se emplearon también imágenes de otros exploradores, fotos aéreas tomadas durante la Segunda Guerra Mundial e imágenes de satélites desde la década de los 70. Se concluye que en la década de 1930 existió un período de calentamiento que hizo retroceder los hielos de Groenlandia de una forma tan importante como la presenciada en la actualidad.
Imágenes tomadas en 1931 por una expedición británica que sirvieron para completar los datos aportados por las fotografías de Rasmussen. Fuente: Nature
Sin embargo, los investigadores responsables de la mencionada publicación han encontrado una importante diferencia. En el calentamiento de los años 30, el mayor retroceso se observó en glaciares de tierra adentro, mientras que en el siglo XXI se está observando una importantísima regresión en los glaciares que desembocan en el mar.
-Lord Lancaster-

martes, 29 de mayo de 2012

El espectáculo de chicos y algunas chicas, con expresión estupidizada, tirados por el suelo en parques o estaciones de metro, de jeringas manchadas de sangre en fuentes públicas, portales etc., fue una estampa típica del posfranquismo, como he recordado en La Transición de cristal. El impacto de la droga fue mucho peor que el del terrorismo en cuanto que mató a miles de jóvenes o les lesionó el cerebro. Desde entonces el consumo de psicotrópicos ha aumentado, con cambios en su consumo, así el de heroína ha bajado y subido el de la cocaína, en la que, al igual que en el cannabis y drogas de diseño, tenemos el dudoso honor de ser el primer o uno de los primeros países de Europa. También ha aumentado el alcoholismo.
No especularé aquí sobre la conveniencia o no de legalizar tales sustancias, o de abaratarlas, etc. Trato el fenómeno, como en el caso del divorcio o el aborto, desde el punto de vista de la masificación de tales conductas y la salud social.
Un efecto llamativo de las drogas es su repercusión económica. Así como el aumento de la delincuencia ha generado boyantes negocios de compañías de seguridad, policías privadas, abogados, industrias de puertas blindadas, sistemas de alarma y de vigilancia, etc., antaño casi desconocidas, la droga ha impulsado negocios legales de tratamiento, rehabilitación, publicidad, con miles de especialistas en el manejo de la plaga. El dato, del mayor interés económico-moral, recuerda la fábula de Mandeville: los vicios privados hacen las virtudes públicas, dando ocupación e ingresos a numerosas personas. Para algunas de estas, la expansión de la droga (o de la delincuencia) se convierte en una bendición: por algo los ingleses declararon a China dos guerras para imponerles el consumo masivo del opio, del que los comerciantes británicos y useños extraían cuantiosas ganancias. Y de paso instalaron en China el Gibraltar de Hong Kong.
Quiero indicar sobre todo una faceta que casi nunca se toca: la actitud social hacia la droga. Cuando yo era joven, su consumo crecía con rapidez en Europa occidental, pero muy poco en España. La causa no era una supuesta mayor efectividad policial sino que socialmente, entre los jóvenes también, se consideraba el consumo de drogas como indicio de degradación personal. Fue más tarde cuando empezó a verse como un mal inevitable y hasta un hecho progresista o liberador. Debe recordarse que ciertos partidos, en especial el PSOE, jugaron un importante papel en la "desdramatización" de la droga, que tan caro han pagado miles de jóvenes y sus familias.
Finalmente, aunque ello no agota el tema ni de lejos, debe relacionarse la expansión de la droga con el fracaso o la degradación familiar vivida en estos años. A menudo los padres han dejado de ser un referente ético o educativo, y muchos jóvenes encuentran la vida normal demasiado pesada sin ayuda de psicotrópicos.
Opino que el consumo de drogas es uno de los índices más significativos de la salud o calidad de vida de una sociedad. Y la de España en este aspecto no solo es mala, sino que ha empeorado durante todos estos años.
  -Lord Lancaster-

EL CÁNCER DE LAS AUTONOMÍAS

El Estado autonómico, un cáncer que nos devora a todos..

No hablaremos hoy sobre la esquizofrenia de una masa de aficionados independentistas del País Vasco y Cataluña que recorrerán cientos de kilómetros y pagarán en algunos casos hasta 300 euros para presenciar la final de la competición española por excelencia. Tampoco sobre la imbecilidad del presidente azulgrana al defender el derecho de los aficionados vascos y catalanes a expresarse con libertad. ¿Hubiese defendido el cretino el mismo derecho de quien acudiese a un estadio catalán para insultar a Cataluña haciendo uso de esa misma libertad expresiva?

Tampoco ganaríamos nada repitiéndoles la opinión que al diputado vasco Erkoreka le merece la pitada al himno de España prevista el próximo viernes. “Con Franco no podíamos pitar”. No, claro está, a Franco preferían darle la insignia de oro y brillantes del club, que es lo que hizo la directiva del Athletic de Bilbao de 19 de mayo de 1959, justo en víspera de una final copera. Tampoco analizaremos las razones de que la expresión: “Con Franco no pasaban estas cosas” haya recobrado de súbito plena vigencia en el ánimo colectivo. Ni de ningún modo escribiremos sobre Oriol Pujol, a cuyo padre libró de un exilio seguro hace 31 años, o de algo peor aún, quien da nombre a la Copa, cosa por otra parte que hubiesen lamentado muy pocos lectores de este diario.

No, el mal que hay que atacar no son los miles de cafres que pitarán al himno español en las gradas del Calderón, sino el veneno incubado por los nacionalismos vasco y catalán en miles de personas, a través de la vía intravenosa de la Constitución de 1978. Su odio a España es enfermizo, más grande que su amor al pueblo vasco o al pueblo catalán.
-LORDLANCASTER-

Por qué no hay chinos enterrados en los cementerios

Es ya una leyenda urbana: los chinos que viven en España no mueren. Y que, a lo que parece, es que nadie ha visto un velatorio, un funeral un entierro… de chinos.
Bueno, pues ya me he enterado por qué no hay chinos enterrados en los cementerios españoles. Lo ha explicado un tipo interesante llamado Don Pin, empresario asentado en Barcelona, que distribuye para 4.138 negocios regentados por chinos.
Tiene 32 años, la empresa de su familia lleva 10, y ya factura 50 millones de euros y cuenta con 28 camiones. “Nunca habíamos ganado tanto como ahora”, afirma.
Don Pin, entrevistado en La Vanguardia, cuenta que nació en Qingtian, como el 80% de los chinos que viven en España. Casado, tiene tres hijos: dos niños y una niña.
Llegó con 18 años sin saber nada de español. Toda la familia ahorró para hacerse con una pequeña tienda de frutos secos, cuyos dueños españoles la traspasaban porque sus hijos ya no querían estar detrás del mostrador: les parecían muchas horas.
Explica que la ambición china es “trabajar más que tus padres para ser mejor que ellos. La española es vivir mejor que tus padres”.
“Querríamos trabajar y ganar más”, afirma. Y añade que es una pena que les impidan abrir los domingos y ampliar horarios, porque eso perjudica al cliente, que se queda sin poder comprar pan caliente o cerveza fría a cualquier hora. “Y nos perjudica a nosotros”.
Confiesa que prefieren emplear a chinos venidos de China, porque los ya nacidos en España también quieren trabajar pero sólo si ellos son los empresarios.
A la pregunta de hacia dónde van los negocios chinos, Don Pin responde: el típico restaurante chino acabará siendo un wok o un bar de tapas; el todo a cien mejorará su escaparate, limpieza y muestrario y hará la competencia a Zara, y abrirá El Corte Chino. Y los ultramarinos pequeños ampliarán superficie y se convertirán en tiendas de conveniencia con todo el horario que les dejen.
A la crítica de que en los ‘todo a cien’ falta orden y limpieza, responde que tienen las ideas claras: saben que compiten sólo por precio: precio, precio y precio. Así que no van a invertir en nada más.
“Ya iremos a mejor calidad, pero las ideas claras: ahora precio, precio, precio. Los negocios con ideas claras, aunque no sean muchas, funcionan. Ya llegaremos poco a poco a competir con las grandes cadenas de supermercados”.
“Nosotros cumplimos la ley. Y pagamos todos los impuestos: muchos”, añade. En España residen 148.253 ciudadanos chinos: 73.557 pagan cuota a la Seguridad Social como empleados y otros 24.007 abonan su cuota como autónomos. Y 3.100 estudian en todos los niveles.
Y entonces viene la cuestión. “Los chinos pagamos las pensiones de los españoles. Por eso me molesta esa pregunta tonta: ¿por qué no hay chinos enterrados en los cementerios?”
Y su respuesta: “Pues por la misma razón por la que mi ayudante gallego se volverá a Galicia en cuanto se jubile. Cuando nos jubilamos, volvemos a China. Aquí sólo venimos a trabajar”.
Entendido.
-Lordlancaster-

lunes, 28 de mayo de 2012

FRENTE NACIONAL

"FRENTE NACIONAL ESPAÑOL"

Falange Española; Demogracia Nacional; España-2000; Comunión Tradicionalista; Fuerza Nueva; Alternativa por España; Cedades; etc y demás grupos; uniros, para barrer a la izquierda masona, tímida, cobarde y traidora; que con careta de centro derecha, obtiene los votos de los buenos y humildes españoles, que solo sirven de alternancia y matenemiento en el poder y de la izquierda marxista-leninista y brazo politico de los asesinos etarras.- Por el bien de España, de la Patria; uniros y dejaros de rensillas y caudillajes.
-COBRA LÍDER-

sábado, 26 de mayo de 2012

"Los hombres sabios aprenden
mucho de sus enemigos."

viernes, 25 de mayo de 2012

Este artículo me ha costado mucho terminarlo, y pese a que he llenado el ciberespacio con unos cuantos párrafos, no lo doy por acabado. Es posible que en esta reflexión se me escapen más culpables, algunos culpables no lo sean tanto como acuso o que incluso exagere darle un matiz sombrío al relato. Pero esto es una reflexión personal y a ella me lanzo.
En los últimos 3 años hemos vuelto a entrar en una fase de declive en inversión pública en ciencia o, como se dice ahora, I+D. La bajada corre paralela a una crisis económica que remueve Europa, aunque sus consecuencias sean muy diferentes según al país que miremos. Y esto no es nada nuevo, más bien es un tema cíclico: mejora la economía, mejora la inversión, se hunde la economía, baja la inversión. De esta forma estamos acostumbrados a épocas donde parece que vamos a situarnos a la par de los países más desarrollados en inversión en I+D y otras en las que caemos al furgón de cola. Es como si fuésemos un buen corredor de maratón que cada 5 kilómetros se parase unos minutos a atarse los cordones de la zapatillas, jamás alcanzamos a ver el dorsal del líder de la carrera. Y eso por no hablar de los dramas personales que acarrea, porque la ciencia no se nutre de almas puras que hacen la fotosíntesis, sino de investigadores que han de pagar un alquiler (o una hipoteca) y alimentarse cada día.

La pregunta que deberíamos hacernos llegados a este punto es: ¿la ciencia española va tan mal como parece trascender de las noticias recogidas en los medios de comunicación? Si miramos a los resultados científicos y a la calidad de los investigadores españoles, nuestra ciencia no va nada mal, todo lo contrario va bastante bien. Tenemos investigadores de primera línea en muchas áreas de investigación, se realizan contribuciones científicas de primer nivel, y en todo el mundo se reconoce que somos capaces de formar excelentes investigadores, capaces de mantener grupos punteros en cualquier centro de esos que llaman “de excelencia”. El problema es que muchos de esos resultados se obtienen a base de muchos sacrificios, tanto económicos como personales. El problema es que esas personas tan bien formadas han de emigrar en muchos casos a otros países al no poder desarrollar su labor investigadora de una forma satisfactoria en nuestro país. El problema es que se ha de competir con pocos recursos y mucho ingenio frente a grupos internacionales que poseen presupuestos 10 veces superiores al nuestro. El problema es que la mayoría de los científicos se enclaustran en su laboratorio y se niegan a comunicar sus resultados, ni tan siquiera para explicar a la sociedad que paga su sueldo a través de sus impuestos, por qué es importante que le sigan pagando. El problema es que, ya sea por parte de falta de preparación del profesado, o por falta de medios de éste, los alumnos obtienen una formación científica deficiente, acabando sus estudios sin ser capaces de tener pensamiento crítico y entender qué significa realmente el método científico, dos aspectos básicos para poder comprender la información científica que caiga en sus manos. Muchos problemas como podéis ver (y seguro que me dejo alguno más en el tintero). A modo de resumen podría afirmar que la ciencia en España no va mal del todo, pero tiene muchos problemas que no la permiten ponerse al nivel del pretendido desarrollo económico de nuestro país. ¿Y quién tiene la culpa? La pregunta del millón. A mí modo de ver no existe un único culpable, aunque el grado de culpa no es el mismo entre todos los implicados. Haré un recorrido entre quienes reconozco como culpables.
Los políticos. Quizás parezca lo más fácil, eso de echarle la culpa a los políticos, pero es que en ellos tienen la capacidad de legislar y confeccionar los presupuestos generales del estado. Ellos han de diseñar la política científica del país. Ellos son los que han de estimular la inversión privada en I+D, que es raquítica cuando se compara con los países más desarrollados, mediante estímulos fiscales. Ellos son los que han de controlar que esos incentivos fiscales se otorgan para que las empresas inviertan en proyectos de investigación, y no en otros ámbitos. Ellos son los que han de definir líneas estratégicas de inversión en las que se pretenda ser puntero y realizar en esas líneas una apuestas a largo plazo, sin los zarandeos que producen los cambios de legislatura. Si ellos no cumplen, ellos son culpables. Pero no son los únicos.

Los científicos Los científicos también debemos cargar con nuestra parte de culpa. Y ésta se reparte de muy diferente forma. Voy a dejar aparcado el tema de aquellos que cobran un sueldo público, pero no hacen su trabajo (a alguien puede resultarle llamativo, pero algunos ilustres son como las meigas). Ni atienden una línea de investigación, ni realizan su labor docente de forma adecuada. Son efectos colaterales del hecho de que se puede ser investigador con plaza de funcionario, algo que es para toda la vida, y donde nadie pide cuentas. También dejo aparcada la endogamia endémica de nuestro sistema de selección de personal, que pasito a pasito va disminuyendo, pero demasiado lentamente. Mientras prime calentar banquillo sobre excelencia, la mediocridad seguirá existiendo en muchos rincones de nuestro sistema investigador. Todo esto lo dejo aparcado, por lo obvio y lo frecuentemente criticado, no porque sean temas para olvidar. Quienes proceden así son científicos (o eso pretendían ser cuando ganaron la plaza), y sus actitudes tiene resultados negativos en el conjunto de la actividad investigadora del país.
Ahora trataré de dos aspectos que me interesan especialmente:
(1) Por un lado el de aquellos científicos encerrados todo el día con su línea de investigación en el laboratorio. Loable aspecto si (i) la línea tiene suficiente interés para la sociedad y (ii) gracias a ese encierro se obtiene una gran producción científica. Pero criticable cuando no se explican los resultados a la sociedad. Esa sociedad paga impuestos de los que salen los salarios de los investigadores públicos; qué menos que divulgar los resultados. Y eso no sólo se debe hacer a través de congresos y publicaciones que sólo leen especialistas, se ha de extender a los medios de comunicación, difusión en la red (que no hace más que crecer) y docencia en centros educativos. Si queremos que la sociedad apoye a los científicos, éstos deben contagiar su pasión por esta disciplina.

(2) El investigador como empleador. Desde mi punto de vista esa es una de las perversiones del actual sistema, se ha dotado de instrumentos empresariales a personas que no tienen experiencia para ello. El dinero de cada proyecto llega a los centros de investigación, y éstos abren una cuenta para el mismo. Cada científico sabe cuanto puede gastar de cada partida otorgada (personal, inventariable, fungible, viajes y congresos, publicaciones….). Cada responsable de proyecto elige al personal que va a contratar (normal), y en muchas ocasiones también elige su salario (no tan normal). Y digo no tan normal porque por culpa de las dotaciones rácanas de los proyectos se cae en la tentación de contratar doctores con salarios de licenciados, licenciados con sueldos de diplomados o titulados en FP, se pagan medias jornadas y se obligan a hacer jornadas completas…. Y todo ello con el beneplácito de los centros. Quizás alguien puede pensar en estos tiempos de crisis eso es lo normal de la actividad empresarial de nuestro entorno, pero os aseguro que esta práctica es uno de los motivos de que cada vez sea más difícil encontrar personas que elijan una carrera científica como profesión. Cuando oigamos al líder de un proyecto decir que cada vez le cuesta más encontrar personal para su laboratorio deberíamos contestarle que haga una seria reflexión de por qué es así. Y cuando digo “una seria reflexión” planteo que no eche balones fuera buscando culpables alrededor de su universo, que también haga autocrítica e intente analizar qué parte de culpa puede tener su forma de actuar para no atraer a los jóvenes que terminan los estudios.
Los centros de investigación. Un centro de investigación no es más que un edificio, y poca culpa tiene. Sin embargo, estos centros poseen un cuerpo directivo y un elevado personal de plantilla que constituye el núcleo del mismo. Dentro de esos centros, en los pasillos, se pueden escuchar muchas críticas sobre tal o cual aspecto insatisfactorio en la gestión de la ciencia. Y todo queda entre las cuatro paredes. Se echa de menos una actitud reivindicativa de gran alcance, que salgan de los laboratorios y ocupen las calles, los medios. Sólo vemos heroicas protestas (individuales o colectivas) de vez en cuando, pero envidio actitudes como la de los científicos franceses de hace unos años. En nuestro vecino país, los científicos salieron masivamente a la calle. Los investigadores que tenían responsabilidades de gestión, dimitieron de los mismos. Ocuparon los medios para explicar por qué era necesario un cambio de rumbo. Algo así se echa de menos, si los investigadores no nos movemos para protestar, ¿por qué lo han de hacer otros miembros de la sociedad?
La sociedad Echarle la culpa a la sociedad es siempre lo más fácil. Todo el mundo es tonto y nadie nos comprende. No voy a caer en esa tentación. Si el nivel científico del país es bajo es porque en los sistemas educativos no se enseña bien ciencias, y en eso tenemos culpa los científicos. Si la ciencia apenas es visible en los medios de comunicación también es culpa de los científicos que no quieren salir del laboratorio. La sociedad somos todos, y si queremos que la ciencia mejore debe ser toda la tribu la que participe en esa mejora. Es falso que a todo el mundo le gusta “Sálvame” y que en este país nadie entra en un museo de ciencias. Envidio grandes museos como los que posee Londres, París o Nueva York, pero si entras en ellos te darás cuenta la cantidad de españolitos que lo están disfrutando. ¿Por qué no podemos tener algo así en Madrid o Barcelona?
No quiero seguir buscando culpables, mejor dejo el artículo abierto para que nuestros lectores hagan su propia aportación en el tema. ¿Me dejo algún culpable, me he excedido repartiendo culpas?
.Lor-

martes, 22 de mayo de 2012

MAXIMA DIFUSION. POR FAVOR COMPARTIR EN LOS MUROS
Policía español desaparecido en Yemen
Más de cuatro días sin rastro de un policía nacional español de 38 años que trabajaba en la embajada española en Saná. El agente, que llevaba dos años destinado en la legación diplomática de la capital de Yemen, tenía que haber regresado a Madrid este viernes, donde su familia le esperaba para pasar unas vacaciones. Tras decenas de llamadas sin respuesta a su móvil fue su hermano Javier Cejudo quien lanzó la voz de alarma