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lunes, 20 de septiembre de 2010

Años 2018.- Suena a futuro pero no, es el siglo veintiuno, que nos viene demostrando que va muy deprisa y dispuesto a reventar todas esas fechas que el género de ciencia ficción usó para producirnos algo de acojone, empujados en la velocidad por esa turbamulta de descerebrados que es ésta sociedad...
Más bien es una cifra temporal potencial que se ha acuñado un dirigente catalán, que dice que así pasen ocho años, Cataluña estará más cerca de Bruselas y de la U. E., y más lejos de España y en condiciones crear un Estado Catalán...
Lamentablemente estos chascarrillos, sainetes, chistes o pequeños anuncios nos suenan mucho a todos, pero ello no le resta gravedad. Y es que todo ese rosario de quejas, desprecios, quemas de retratos del Rey, de banderas de España, de reinvindicaciones maniqueas, financiaciones cualificadas, retaciones bilaterales, imposibilidad de recibir enseñanza pública en español, multas por rotular los negocios en lengua cervantina, sentimientos de nación nacional socialista ( nazi ), victimismo estatutario, llamadas a la insumisión constitucional, reseñas diarias de autodeterminación; ya pasa realmente de castaño oscuro...
Sin ánimo alguno de hacer un análisis historiográfico, pero sí haciendo hincapié en ello por la animosidad a la desmemoria e incultura del pueblo español, así como el mirar hacia otro lado, parece claro que las ansias independentistas catalanas tienen ya una vida centenaria que comenzó a principios del siglo veinte con la importante consecución de una potente actividad industrial sustraída a Málaga con la conninvencia ( como siempre ) del gobierno de turno...
El nacimiento de una creciente clase burguesa, amanerada, la actividad económica y la consiguiente prosperidad, así como una cierta edad de oro cultural en fechas inmediatamente subsiguientes, generaron un grado de soberbia, vanidad y suficiencia que dieron a luz la especificidad y el famoso " hecho diferencial "...
Las guerras, las revoluciones, las insurrecciones, la " Semana Trágica ", el movimiento anarquista, las Dictaduras ( la de D. Miguel Primo de Rivera y la del Generalísimo Franco ), la Transición, todo el sucedido nacional común solo ha moderado el volumen de la voz nacionalista e independentista, haciéndolo a veces imperceptible, leve, mediano o alto según los momentos a vivir.... pero, siempre cobardes....
Las periódicas oleadas migratorias de gallegos, asturianos, extremeños, murcianos, andaluces y levantinos que sucesivamente se han ido afincando en Cataluña ( multiplicando a la población originaria por diez ), lejos de producir una moderada tendencia a disolver la catalana identidad se han sumado, sumergido o identificado definitivamente con ella, por el perfil de maulas de todos ellos. Los charnegos no quieren serlo, nunca lo han querido, repudiando por ello sus orígenes...
Y todo es respetable o puede serlo, pero los límites son el Estado de Derecho y el sentido común.  Está muy bien preservar, impulsar y fortalecer con oportunidad e inteligencia la lengua catalana, pero no es la única lengua o idioma propio de esa comunidad y nada justifica que se sojuzgue a una para enaltecer y potenciar a la otra. Es encomiable el orgullo de lo propio y no tiene sentido, ni lo va a tener, tildar de anticatalán a quien como yo, se lamenta de todo esto, o me acusen de odiar a Cataluña cuando el problema es.... quererla.
- JACH -   

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