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sábado, 12 de diciembre de 2009

DESDE la " marcha verde ", todas y cada una de las decisiones adoptadas con respecto al Sáhara han sido inspiradas con un miedo que excede de lo prudente y normal para llegar a la patología del pánico, que paraliza e impide actuar con cabeza y serenidad.
Se cedió la adminsitración del territorio saharaui cuando, desde el punto de vista del ordenamiento jurídico, al menos si se toma en consideración el Dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya de 1975, no existía razón para ello. Además, se hizo prescindiendo de la opinión pública mundial que recomendaba la consulta a unos ciudadanos, que se hallaban en la paradójica situación de tener la nacionalidad española. Para mayor escarnio, se había bautizado a la demarcación como una provincia, al mismo nivel que Valencia o Málaga. Hiceron que se largaran de allí sencillamente porque hubo pavor y canguelo, el de meterse en líos en el peligroso momento de la muerte de Franco. Al poco ingresé en el Ejército y transcurridos unos meses muchos de los mandos que tuve habían estado allí en ese preciso momento y les oí decir como la ira y la rabia les corroía por marcharse en la manera en que lo hicieron, con la injusta consecuencia de que se dajó tirados a los nuestros.
Si en aquella ocasión se lavaron las manos como un Poncio Pilatos cualquiera, una vez consolidada la democracia se podía haber optado por mantener la dignidad, lamentablemente no se hizo y lo que está pasando lo confirma. ¿ Porqué se actúa con tamaña cobardía ? Probablemente, por una impresentable y descorazonadora justificación: los regidores tienen un miedo atroz a que les reclamen los peñones, Ceuta y Melilla, o inunden la costa sur de pateras. Para evitar problemas, se decide convertirse en hipócrita aliado del reino alauí, y no se dan cuenta, que de una u otra forma, más tarde o temprano, y cuando les convengan pasarán a la acción...
La debilidad de las naciones propicia: el chantaje, así como otra cosa aún peor: la desconfianza de la población. Puedo constatar que la mitad de la población de Ceuta y Melilla ( casi todos los españoles, porque la otra fracción son musulmanes ) tienen vivienda en la península, pura y concretamente, porque no se fía del gobierno. Cuando cedes una y otra vez ( suele ocurrir con la violencia de género... ), sólo puedes retrasar y esperar, la amenaza final. Pero... seguro que llegará, y entonces será muy tarde para reaccionar...
El país del miedo, un lugar imaginario donde se hacía realidad todo lo que tememos....

   

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