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miércoles, 14 de enero de 2009

Nacionalidades...

No hace falta mucho rango político para percatarse de que los administradores de las sociedades autonómicas/nacionalistas anda siempre cerca de la rebeldía. Es una tendencia imparable. La rebeldía consiste en que los indicados regidores no se sienten parte del Estado Español, en el sentido propio de su expresión. Tampoco se sienten partícipes del "Estado" en el sentido espurio que ellos dan a esa palabra, equivalente a la nación o la sociedad española. Es decir los gobiernos indómitos se sienten desgajados de España, de su realidad histórica y administrativa. Naturalmente es difícil averiguar los sentimientos de una persona y más de una persona moral que es una gerencia política. Pero para eso está la razón. Tenemos que inferir los sentimientos a partir de las conductas, los gestos, las palabras y los hechos irrefutables. Es evidente que todos esos signos nos conducen a la conclusión antedicha.
La cosa es grave, tanto o más que el terrorismo, pues ese exabrupto asesino es concomitante con el sentimiento de los regidores. No me refiero a posibles actos aislados de rebeldía, como incumplir una determinada ley. Se trata más bien de una insurrección sistemática, general, coherente consigo misma.
Cualquier observador desapasionado entiende perfectamente que los dirigentes de esas comunidades no se consideran españoles. Otra cosa es que no puedan dejar de serlo, pero es el drama, ser o no ser, en el que por uno u otro motivo nos encontramos todos en el mundo. Otra cosa es que esta última referencia de talante les sirva como extorsión para obtener un determinado patrimonio del resto de las comunidades, para, entre otras cosas, asignar sueldos a profesionales de la Sanidad, Seguridad Pública, etc., muy superiores a los que actualmente se vienen retribuyendo en el resto.
No soy, ni de lejos, un experto en asuntos Constitucionales, e ignoro, por tanto, que se puede hacer con la cuestión nacionalista. Supongo que perderá la legitimidad básica para ser obedecido, en cuyo caso deja de ser gobierno para convertirse en grupo o facción que manda de hecho. Es una realidad política inestable que produce un gran sufrimiento en la Nación.
Habrán nuevas elecciones en las mismas regiones, pero, todo será una especie de ficción. Así se puede ir tirando algunos años más, pero las gentes de toda España, no podrán resistir mucho más tiempo. La realidad se va degradando.
Alguien podrá decir que los gobiernos de esas nacionalidades expresan los sentimientos de los pueblos que las conforman, partidarios de la independencia. Pero no es así. La mayoría de los ciudadanos de esas regiones no están por la separación, ni la aceptarían fácilmente los otros estados de la Unión Europea. Ese movimiento supondría un coste insoportable.
Como siempre el problema reside en el dinero.       

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