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sábado, 20 de diciembre de 2008

EL PODER (agazapado entre el recuento de las pasiones e imperfecciones psicológicas que suscita la liturgia de la dominación...)

Es un error reducir la palabra "Poder" al poder político. También hay poder en las relaciones amorosas, en las laborales, en la religión, en la amistad, en las relaciones sociales, culturales o en la familia.
Se está movido por tres grandes deseos, que buscan tres grandes objetivos: el placer, la vinculación afectiva y la ampliación de las propias posibilidades. Éste es el deseo de PODER...que lanza hacia la propia perfección o...hacia la DOMINACIÓN de otros. Se trata de un deseo ambivalente, que fascina y...REPELE, del que procede el afan de libertad y de creación, y, también, LA OBSESIÓN DE IMPONERSE Y TIRANIZAR.
Una de sus estrategias es la oscuridad, lo oculto y el secreto. También la violencia de género es la MANIFESTACIÓN DE UN "PERVERSO PODER" TRADICIONALMENTE ADMITIDO y que se resiste a morir.
Parte de nuestro ser...su origen y fundamento, sus formas y estrategias, las variadas dramaturgias que despliega y los múltiples modos de concebirlo o cuesionarlo, constituyen un territorio vasto y laberíntico. 
Es preciso...cuestionarse...asomarse al poder en lo COTIDIANO y preguntarse que es lo que constituye la personalidad autoritaria y la sometida. Analizar la dominación desde el otro punto de vista, el del dominado, examinar las circunstancias de la dependencia, reconocer toda la esfera de sentimientos que moviliza el PODER, DEL TEMOR A LA FASCINACIÓN, DE LA REBELDÍA AL SADISMO. PERO SIEMPRE, MIEDO...EN AMBOS CASOS.
CONSIDERANDO, que el poder es una travesía desde la biología hasta la ética, pasando porque la inteligencia potencia en todos sus extremos y sin frenos todos los deseos de la índole que sean, por, que los mecanismos de dominación se van haciendo más simbólicos pasando de la imposición a la seducción, y por que, el fin es SU LEGITIMACIÓN...
ESTIMO que, el orbe ético es una ficción necesaria de la inteligencia humana y que, no cabe legitimación del poder si no es desde una ficción constituyente, aquélla por la cual los humanos dotamos a nuestra naturaleza de una dignidad que se convierte en fundamento de derecho.
La que estudia Derecho y la que lo quiere estudiar, sabrá que lo que acabo de decir es una reformulación del "DERECHO NATURAL", en la que no cabe LA TEOLOGÍA y remite a una luz que emana de nuestra naturaleza.    

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