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jueves, 10 de noviembre de 2011

Decía Unamuno que, cuando en España se habla de honra, un hombre o una mujer honrada debe echarse a temblar. Más de uno debió de hacerlo cuando hace algún tiempo un banquero dijo que los bancos serían más compasivos con sus clientes. Es hecho irrefutable que a ningún " gestor financiero " de aquí o de afuera, le da acidez de estómago la ruina ajena. Un banquero es un depredador social...
De economía no tengo mucha idea, lo poco que se es lo que he ido aprendiendo estos últimos años debido a las circunstancias apocalípticas en las que nos encontramos, pero lo que soy es completamente gilipollas. Por eso me la trae floja, que los banqueros maltraten mi sentido común a semejantes alturas de la feria, en esta España cainita e hipócrita donde no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí nos conocemos todos. Una infeliz y abyecta nación donde la gente se ve obligada a cerrar tiendas o negocios por equivocarse en su gestión; pero donde ningún banco, banquero o bancari@, que llevan años equivocándose en la administración irresponsable de un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus errores. Nunca.
Durante mucho tiempo al socaire ladrillero, esa panda de golfos y mangantes, concedió préstamos a todo cristo, sin importar la capacidad de devolución de la clientela. En vez de centrarse en su trabajo de captar dinero y prestarlo bien, inundaron España de créditos que rayaban lo fraudulento. Lo usual era hipotecar la casa, en un ambiente " orgiástico-festivo " que llevó hasta conceder el precio total de la vivienda, tasada por encima de su valor real, a veces con una cantidad suplementaria, también a sugerencia de la propia entidad financiera...
Alentada, por supuesto, por la estúpida condición humana; por la criminal idiotez de los sujetos, capaz de tragarse que alguien vendiera duros a cuatro pesetas, y que un empleado que ganaba mil quinientos euros al mes pudiera permitirse ( " yo también tengo derecho " fue la frase de moda ) hipotecarse hasta el culo, casa, coche y motos para toda la " family " y viajes cada dos por tres. 
Al final, como era de esperar ( aunque nadie se lo creía y me llamaron de todo ), todo se fue al carajo, y los bancos se quedaron saturados de garantías no garantizaban nada. No quisieron ( ni quieren ) asumir las pérdidas y el Gobierno socialista/progresista ( ¿¡ !? ), en vez de decirles, oyes, cabrón, te has equivocado, así que ahora paga por ello, lo que hizo ( y hace ) es darles más dinero. Pero, en vez de utilizar ese parné en proteger a sus clientes, lo que hicieron las entidades financieras fue trincarlo para añadirlo a " su taco " y dijeron de paso, ni un duro más. Y el Estado miró hacia otro lado y consitió haciendo la vista gorda y llevándose también su parte " calentita ", en base a los " principios " del " Estado liberal ". Obviando, claro, que más liberales y serios son los países anglosajones, donde si limitaron los ingresos de los banqueros. Allí, cuando La Nación da dinero, vigila que se hace con él... Y cuidado conmigo...
Pero, herman@, esto es España... país sin parangón. Es el lobby bancario quien decide y el Estado quien babea y se postra ante sus braguetas. Nada raro, siempre ha sido así, más si se considera que los príncipales deudores de los bancos son los partidos políticos y los sindicatos; y que, tanto a esos payasos que salen en la tele con pancartas llenas de siglas como los de la corbata y coche oficial, los banqueros los tienen bien asidos por las pelotas. Esto también se podía hacer extensivo a otros y otras, como las de las industrias del cine, y a toda aquella o aquel que buscarse la mamandurria, se bajan las faldas o pantalones...
Y mientras el que suscribe y otros desgraciados, asumimos nuestras pérdidas, mantenemos a alguna que otra " vividora " y nos vamos a tomar por culo, nuestros bancos se los endosan a otros, sin despeinarse. Y tan amigos. Ahora, para más recochineo, hasta te cobran por operar en los cajeros de la misma red, comisiones y más comisiones, y a sacar más dinero de aquellos a quienes ya no nos lo sacaron. Y lo que dure, pues oiga. Dura.
-Jack Bauer-      

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