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domingo, 10 de octubre de 2010

“Se me ponen los pelos de punta sólo de pensar en el año que nos espera. Somos tres en casa, me acabo de quedar sin empleo, mi marido no trabaja y mi hija de 27 años no encuentra nada después de acabar su carrera de Sociología”.







La familia Moreno es sólo un ejemplo más del drama que actualmente viven millones de personas en España. “Con mis 52 años he perdido la esperanza de encontrar un nuevo empleo, así que no queda más remedio que pedir a mi hija que se olvide de lo que ha estudiado y se ponga a trabajar de lo que salga”.






El caso de M. L. Peña es similar al de los Moreno. “Claro que estamos peor que hace un año. Mi marido se jubila el próximo mes y yo tengo un sueldo de 400 euros, que no me da ni para llenar la cesta de la compra. No podremos mantener nuestro nivel de vida, y la única solución que hemos encontrado es vender la casa y mudarnos a otra más barata.






Pero llevamos meses sin encontrar comprador. Es una locura y sólo con los ahorros no podremos tirar”. Todo un jarro de agua fría para los que pensaban que ya había pasado lo peor de la crisis.






Según la encuesta anual de la gestora Janus Capital sobre las Economías Domésticas en Europa, un 55% de los hogares españoles considera que su situación económica es peor que la de hace un año, y un 32% cree que empeorará aún más en 2011. De hecho, nuestro país ocupa el primer puesto en el ranking de pesimismo financiero con -50 puntos. En el lado opuesto de la tabla se sitúan los Países Bajos, con una puntuación de +45, seguidos por Alemania, Reino Unido, Francia e incluso Italia, otro de los periféricos que tan castigados han sido en los últimos meses.






Incertidumbre


Según demuestra el estudio, la inflación sigue siendo la mayor preocupación de los consumidores europeos (37%), seguida por los temores a la escalada del paro (19%), la caída de los ingresos (15%) y un aumento de los impuestos (15%).






Al igual que la familia Peña, un 61% de los encuestados europeos cree que no está ahorrando lo suficiente para su jubilación, un porcentaje que se dispara hasta el 71% en el caso de España. “Lo peor de todo es que mi hija no es consciente de que tendrá que trabajar más años que nosotros”, asegura M. L. Peña.






Los Arribas también ven muy lejos una salida a su difícil situación. El padre de familia es empresario del sector de la construcción, uno de los más afectados por la crisis. “Muchos clientes han dejado de pagar en efectivo y mi mayor trauma es que me he visto obligado a despedir a cinco empleados de toda la vida”. Reconoce que otro de sus quebraderos de cabeza es “sentir que he arrebatado el nivel de vida que hasta ahora mantenía mi familia”. “Antes podíamos salir sin problema a cenar todas las semanas, invitar a los amigos, hacer escapadas en los puentes. Ahora, nuestra actividad social se ha recortado al ritmo de nuestra cuenta”.






Al menos, el señor Arribas ha encontrado un método para percibir ingresos: “Uno de nuestros clientes también tenía una empresa de coches de segunda mano y llegamos a un acuerdo para que, en vez de pagarme en efectivo el dinero que me debía, me lo pagase en especies.






Yo me quedo con esos coches y los intento vender por mi cuenta”. Es evidente que el ingenio para generar ganancias se ha vuelto el pan de cada día de las familias españolas, que, por si fuera poco, tampoco encuentran apoyo en el sector bancario.






Según el estudio de Janus Capital, los hogares españoles son los que se encuentran bajo mayor presión de Europa, ya que un 43% presenta dificultades para cumplir con la obligación de sus préstamos, frente al 22% que refleja la encuesta en la media europea. Con este telón de fondo, sobrevivir al cierre del año parece ahora más difícil que nunca.

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