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sábado, 15 de agosto de 2009

Enchufismo

La familia, para un político o cargo público, es un arma que la carga el demonio, una bomba de relojería que puede hacer estallar todas las buenas intenciones. Así que para la próxima regulación, que haya, sobre el régimen de incompatibilidades propongo un articulado que obligue a cualquier dirigente o menesteroso con plaza influyente, al discreto abandono de su puesto de responsabilidad en cuanto su primer vástago o sobrino o afín llegue a la edad de colocarse.
Sería una manera natural y poco traumática de regenerar la vida social y pública.
Porque si en este país la cultura del enchufe, momio, recomendación y amiguismo, son sellos de identidad intrínsecos que transmitimos de generación en generación, como podemos exigirle a un padre o a una madre, tío o cuñado, aunque sea ministerial, militar de alta graduación, etc., que se resista de por vida de la tentación de allanarle el camino a su retoño, familiar o hijo del amigo o amiga o amante o amancebad@.
¿ O es que los demás no lo haríamos en su lugar ?
Con una nueva prerrogativa no se solventaría el problema... creo. Quedan los consortes, barraganas, copartícipes, novios, novias, futurible, cohabitables y hasta los primos y las primas...
Como en todo "mercadeo", "comercio", que se precie, que sean los propios políticos y legisladores, los que regulen sus nepotismos y sucedáneos, de una vez por todas. -JACH-   

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