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viernes, 20 de mayo de 2011

Sin duda existen otras opciones con las cuales administrarnos sin tener que depositar nuestra dignidad en manos de determinados cantamañanas disfrazados de ufanos políticos sin la más mínima formación.
Una opción viable lógica y Democrática, con mayúscula, con la cual extirpar el cáncer que supone la capacidad, regalada mediante el voto, por la cual los políticos gobiernan a la sociedad, es la Gestión.
En primer lugar es fundamental entender la abismal diferencia entre gestión y gobierno. Yo no conozco a nadie que deje en manos de otro el “gobierno” de su hacienda, su familia, su dignidad y libertad, a nadie. En todo caso lo dejará en manos de un gestor.
A un gestor se le puede pedir toda clase de responsabilidades, a un gobernante -político, visto esta, al menos en España, casi ninguna… He aquí la cuestión fundamental del desafuero absoluto del actual sistema producto de la mansedumbre de una gran parte de españoles. Con la fácil que resulta organizar, mediante las redes sociales actuales, asociaciones de ciudadanos cuyo objetivo fundamental sea la demanda de personas ilustradas, profesionales de la gestión en todos sus ámbitos, y no como sucede en la actualidad, donde la demanda es de votantes. En definitiva, puros y duros Gestores, justo lo contrario de los políticos actuales, bajo excepciones.
Los ciudadanos, y no los políticos, deben de solicitar a todos aquellos partidos que se presenten a las próximas elecciones determinados compromisos a cambio de su voto. Uno de los más urgentes es la independencia absoluta de los tres poderes: legislativo, judicial y ejecutivo, además de la supresión del Senado. Si desean nuestro voto es lógico exigir a todos aquellos que libremente decidan hacer política, al menos, el conocimiento adecuado para el cargo, designado, además de la asunción personal de supuestas responsabilidades de toda índole, como cualquier otro ciudadano.
Una vez fuera de la política, deberán ingresar, en todo caso, a su anterior vida laboral, sin otro sueldo o cargo otorgado por ley alguna que las contempladas en las normas laborales sobre excedencias.
A continuación expondré con sencillez lectiva las líneas básicas de las mínimas demandas que todo pueblo que se precie ha de revindicar antes de votar.
-En primer lugar, reivindicar “noción de confianza” por el pueblo en su conjunto mediante sufragio digital cada dos años.
-Revocación de todas las leyes referentes “al derecho a la vida, la libertad, la justicia” y otras de interés general que no tengan al menos un 71% del consenso de todos los ciudadanos.
-El Tribunal Constitucional será elegido mediante votación del pueblo español, y cuyos electos lo serán por comunidad mediante proporcionalidad representativa siendo el mínimo uno al menos por comunidad.
-Redacción mediante consenso de toda la sociedad de un nuevo código penal, en el cual deberán quedar reflejadas las penas correspondientes a delitos idénticos. De tal manera que el juez o magistrado actúe únicamente de notario de las mismas sin mediar interpretación personal alguna que la ya sancionada por el pueblo en su conjunto.
-La fiscalía pasará a denominarse “Fiscalía general del pueblo”. Su principal cometido será la defensa de los intereses del pueblo. El cual tendrá la potestad mediante referéndum digital a petición de un determinado número de firmas, de iniciar las acciones legales oportunas, si las hubiera, contra todo fiscal que anteponga intereses propios o ajenos.
-Supresión de todas las ayudas estatales a terceros, sindicatos, monarquía, iglesia y empresarios, y otras asociaciones cuyo objetivo no sea común a toda la sociedad.
Como verán ustedes, votantes de ayer, hoy y mañana, la solución al demencial despotismo en todas sus diferentes variedades que sufre el pueblo español es fácil, muy fácil de solucionar. Se trata simplemente de votar a quienes pretendan ser votados siempre y cuando se comprometan a cumplir las legítimas reivindicaciones del pueblo. Esto no significa otra cosa que solicitar lógica sentido común decencia y honradez a los responsables de gestionar, que no gobernar, a todos los demás.
Un servidor no vota, en primer lugar porque no creo en este corrupto sistema y en segundo porque como es de lógica, de votar votaré a quien se comprometa a defender la esencia de todo el pueblo y no sus intereses personales. Votar, como actualmente se hace, supone entregar nuestra libertad a los libertarios. Es decir a la despótica casta de los poderes públicos, lechigadas de bandoleros que mediante el voto de los despreocupados imponen ley, libertad y vida a sus santos cojones.
En resumen, aquí dejo escrito las peticiones más apremiantes para que mi voto no sea la soga de mi dignidad; aquellos que pretendan hácese con el mismo primero han de comprometerse ante los tribunales a cumplir mis fundadas y lógicas peticiones. Apenas bastaría con que dos-tres millones de personas solicitaran lo mismo, para que en verdad la democracia no fuera el cortijo de unos pocos mediante la sangre libertad y dignidad de los demás.
-LORD VOLDEMORT-

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