Siglos de sectas religiosas y siglos de Ciencia se mezclan en los pensamientos, y en estos días de sorpresas financieras desagradables y cuentas de ahorros en serio peligro, cada parte reclama su forma de satisfacerse. La parte religiosa ( al mergen de cuestiones de fe ) piensa en términos de pecado y busca culpables y penitencias. La parte científica piensa en términos de causas y consecuencias y busca esclarecer los hechos y los procesos. Los dos discursos parecen operar por separado. Así, aumentan el número de gentes indignadas y cabreadas que reclaman un escarmiento rápido, pero, también veo como se construyen explicaciones en las que nadie tiene la culpa de nada y todo era tan impredecible como un accidente geológico. Hasta hoy, día nueve de junio del año 2012 de la Era Cristiana, hay mucha gente que piensa que estoy majara y que soy un alarmista, a pesar del informe del FMI., sobre la cuestión irrefutable de que los bancos españoles tienen que ser insuflados de dinero ( a partir de 40.000 millones de euros ), para que no se produzca el crack financiero en España.
Ninguno de los dos caminos antes señalados llevan a respuestas convincentes, aún menos los fanáticos religiosos. La investigación que debe llevarse a cabo no puede soslayar el señalamiento de responsabilidades individuales, pero hay que llegar aellas con un completo y detallado conocimiento de los hechos. No basta con afirmar que el exgobernador del Banco de España ( MAFO ) no estaba vigilante y que el consejo de Bankia aprobaba cualquier cosa sin leerla. Tampoco basta con indicar que la depreciación de lo inmobiliario y el encadenamiento de recesiones y ruinas varias sorprendieron a todo el mundo, incluido a los responsables de las pruebas de estrés que dieron por sólidas a entidades a punto de irse al carajo. Máxime que, cuando un pelagatos como yo, ya andaba con la mosca tras la oreja desde 2007. Sí, desde 2007....
Quiero saber, cuando el que suscribe y otros pocos lo veíamos venir, el resto, casi nadie, lo veía venir lo que ahora dicen que veían venir. Y también se debe esclarecer quién se ha llenado los bolsillos con esta catástrofe de magnitud apocalíptica en la que tantos han salido perdiendo, porque el dinero debe de estar en alguna parte. ¿¡ Digo yo !? ¿ Pero dónde ?
-Lord Lancaster-
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