Parece ser que
las palabras “política” y “honradez” son incompatibles. Cada día que
pasa van saliendo nuevos casos de corrupción en este país tan
maravilloso. En Andalucía la cosa está repleta. Sevilla, Morón de la
Frontera, Alcalá de Guadaíra, Marbella, Ayamonte, Guadix y otros tantos
que no sabemos o pasan desapercibidos. Los falsos prejubilados, los ERE
irregulares, los ayuntamientos que prevarican, el cobro de comisiones
ilegales, etc. Tenemos de todo y para todos los gustos. Por ejemplo, En
Ayamonte se está llevando a cabo una investigación sobre presuntas
irregularidades urbanísticas en Isla Canela. En Guadix, el
concejal de Deportes del Ayuntamiento no pudo negar en un pleno que
aprobó más del 90 por ciento de las compras a los negocios de dos de sus
familiares, sumando un total de 170.000 euros en materiales a una
tienda de deportes de un sobrino y a una droguería de un hermano y
cuñada en tres años. Eso sí, Guadix debe estar híper limpio y todo el
mundo debe ir perfectamente conjuntado con su chándal porque si no, no
se explica.
Mártires y diablos
Por otro lado tenemos a Camps en Valencia y, de última hora, José Bono.
Un juez de Toledo ha admitido a trámite una querella por delito
societario y falseamiento de cuentas contra la mercantil Hípica Almenara
de la que el Presidente del Congreso de los Diputados es accionista
mayoritario. A Camps se le investiga por cuatro trajes y a Bono
no se le investigó por todo aquel patrimonio que poseía que salió a la
luz y que no se sabía de dónde había salido. Sin embargo, Bono parece un mártir de la injusticia y Camps el diablo de la justicia. ¿Cuánto tiempo lleva ronroneando el tema de Bono? Demasiado, pero ha tenido más suerte que Camps y no se le ha dado tanto bombo.
Defender lo indefendible
Es curioso que, cuando un caso de corrupción
salpica a un partido, sea reconocido a duras penas e intente taparse que
un compañero de partido haya salido rana. Con lo fácil que sería
reconocerlo y acabar cuanto antes con esa gentuza que perjudica y hace
indigna a la política. Pero nos empeñamos en defender lo indefendible y,
para consolarnos, reprochamos los casos de los partidos contrarios para
justificar que no somos los únicos. Ya se sabe; mal de muchos… Como el
portavoz del PSOE Alonso, que dice que ojalá el PP
hiciera lo mismo con sus casos de corrupción y tomara decisiones, por
ejemplo, en el caso de la Comunidad Valenciana. Bueno, señor Alonso,
no vamos a comparar cuatro trajes de los que no se encuentran unos
tiques de compra con lo que está pasando en Andalucía donde se han
manejado cientos de millones de euros para la tramitación de expedientes
de empleo irregulares. El caso es que, mientras se producía esta gran estafa en Andalucía, Chaves era presidente y Griñán
vicepresidente económico, sí, económico, por lo que, supuestamente,
tendría que estar al tanto de todos estos tejemanejes. Ahora, Chaves
tiene un cargo que no hay por donde cogerlo y que no sirve
absolutamente para nada, otro timo para los ciudadanos y otro gran gasto
para nuestros bolsillos y Griñán, que debería dar la cara como presidente de la Junta de Andalucía, no asoma ni las orejas por si recibe algún perdigonazo. Si Camps
ha delinquido, será condenado pero, ¿para qué cortar cabezas antes de
tiempo? ¿Acaso las corta el PSOE? Esperemos, en cualquier caso, a que la
justicia se pronuncie.
Con toda esta mierda no es de extrañar que
España tenga diez regiones por debajo de la media europea en cuanto a
riqueza en términos de unidades de poder de compra. Incluso alguna está
por debajo del umbral y es considerada como pobre. Es el caso de
Extremadura. Se unen Galicia, Asturias, Castilla-La Mancha, Comunidad
Valenciana, Andalucía, Murcia, Ceuta, Melilla y Canarias. Todos, tanto
los de un lado como los de otro, deberían pararse a reflexionar hacía
dónde nos están llevando y dejar de tratarnos como estúpidos.
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