A la vista del punto al que he llegado, si pudiese desandar unos cuantos años en mi vida y elegir de nuevo la senda en cada cruce que me salió al paso, creo que repetiría al pie de la letra cada paso que di. Puede que el resultado obtenido con el transcurso del tiempo no sea el mejor de los posibles ( exceptuando mis actuaciones de semental ), ni el que soñé cuando era un muchacho, pero en la vida, como en cualquier viaje que se precie como tal, son por lo general los percances los que hacen inolvidable la marcha, igual que el atleta de prestigio cala más hondo en los corazones si por cualquier desgracia acaba sus días postrado en una silla de ruedas. ¿ Alguien cree que el Mario Conde rutilante de los buenos días de Banesto le resultaba al pueblo más entrañable que este otro marcado por el desplome de su prestigio y diezmado por los sufrimientos de la cárcel, de los cuales puedo hablar largo y tendido ?
Su destrucción por parte del contubernio socialista, del complot y confabulación judeo-masónica del que fue y fuí, ha recreado la imagen de un hombre aplomado, templado, sereno y moderado, un tipo en cuyo rostro la fotogenia ya no obedece a la de los cuidados de la piel o la gomina del pelo, sino a los arañazos de la Vida, a las puñaladas traperas de los y las que te vas encontrando por ahí y cual sucubo sólo pretenden destruirte...
El general o comisario arrollador y triunfante tiene que cuidarse muy mucho de cómo administra en público y en privado los dividendos de su victoria, no vaya a ser que la gente se encariñe con el comisario u oficial vencido. Yo siempre he desconfiado ( y después de haber pasado cinco años por el talego, mucho más ) de las personas que jamás fracasan y presumen de una vida organizada, firme y rentable, ideal para ser contada sin la menor emoción en el papel couché. Siempre he evitado la proximidad de este tipo de seres y de otr@s que sólo van por tu dinero y lo cierto es que la azarosa vida de una puta o de un traficante de drogas, o de un buen " poli ", me ha parecido y me parece más interesante, palpitante, conmovedora, excitante y apasionante, que la profiláctica biografía de un ginecólogo, del mismo modo que puede ser mi vida bohemia y paranoica... o la literaria figura del tahúr o fullero arruinado por el juego y las mujeres, puede ser más sublime que la del groupier que asiste a su hecatombe o la de las " señoras y señoritas -enamoradas de él- " que lo terminaron de desplumar...
Yo nunca creí que la opinión pública condenase la actitud del expresidente de los EE. UU., Bill Clinton por el tema de la becaria y las felaciones. La moral pública, es hipócrita, es el resultado de desmentir por intereses espurios, fraudulentos, ficticios, ilegítimos, bastardos, falsos y adulterados, la moral privada. En el caso de aquella relación del mandatario estadounidense, a mí lo que de verdad me inquietaba no era que a Mónica Lewinsky lo ocurrido le afectase en el alma y el " amor ", sino que, por culpa de una mala postura, a la criaturita se le hubiesen resentido las rodillas. Yo entiendo que haya gente que jamás haya hecho nada semejante en su vida y que vaya los viernes a la mezquita, los sábados a la sinagoga y los domingos a la iglesia, y juegue al golf, vaya a Puerto Marina, a los grandes centros comerciales y en especial a sus boutiques, que vistan de marca y se " la cojan con papel de fumar "... No es algo que me preocupe.
La mía está llena de amraguras, alegrías y también de asco, de mucha repugnancia, animadversión, saciedad, vómito, desapego, arcada, vahído, hastío, aborrecimiento y antipatía. Y juraría que es la presencia de la repulsión y el odio lo que hace que mi pasado y mi presente tenga cierto sabor, especial, singular, propio, único, individual, particular, peculiar, representativo, exclusivo, personal, diferente... e inolvidable.
Salvo que la haya pintado Cezanne, una manzana es verdaderamente imborrable si al acabar de comerla escupes tranquilamente el gusano...
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