Ante los insultos de la morisma frente a nuestra frontera sur, el Gobierno está actuando con la " contundencia " habitual en nuestras relaciones internacionales. Debido a que el Ministerio de Asuntos Exteriores está cerrado por vacaciones, la banda zapaterina endosó al Jefe del Estado el papelón de llamar al sultán/sátrapa de Marruecos a ver si por favor dejaban los agitadores enviados por Rabat de insultar y agredir a nuestr@s policías y de bloquear la frontera.

Tras la estentórea carcajada que recibió como respuesta la llamada borbónica, el Ministerio del Interior reaccionó de la única manera que podía hacerlo: si a los moros no les gusta que haya mujeres policía en la frontera de Marruecos, pues se las retira y ya está. Será por talante y cobardía.
Lo malo es que los sarracenos no se conforman con eso, sino que además quieren que les entreguemos Melilla. Y, ya puestos, Ceuta y Las Islas Chafarinas. Eso de momento. De las Canarias y de Granada, Córdoba y Málaga, ya hablaremos.
Muchos españoles que no han entendido la filosofía de la Alianza de Civilizaciones, podrían pensar que la respuesta que se merecen nuestros queridos vecinos es que cerremos el grifo de las numerosas subvenciones que salen de nuestros bolsillos para engrosar los del monarca alauí y sus secuaces. O que repatriemos a los cientos de miles de moritos que nos honran con su presencia. O que clausuremos las mezquitas que últimamente proliferan en nuestro suelo y desde las que se adoctrina a la morería en el odio al infiel. Nada de eso.
Otros españoles y españolas ( que no han estado en Melilla o Ceuta como yo, destinado y que algun@s no conocen ni saben donde están ), muy tolerantes ell@s hablan de diálogo, de " prudencia " ( cuando hoy en día la " prudencia " es bajarte los pantalones y que te la metan doblada por el " tahana " ciezo en moro: بوضع
Lo que vamos a hacer es enviar a Rubalcaba a rendir pleitesía al sultán a ver si le calma con alguna suerte de masaje bucogenital. Por si esta hábil maniobra diplomática no da resultado, dicen que la Zarzuela ha duplicado sus reservas de vaselina, muy disminuidas últimamente por la postura de la Corona ante los separatistas catalanes.