El fanatismo se cura con la cultura, que es lo que le hace falta casi todo el mundo, por culpa de la política de desculturización que los gobiernos de todo el mundo trasladan a sus gobernados. Es evidente que los gobiernos no quieren ciudadanos o súbditos que sepan porque así se evitan que los pongan colorados.
Se da mucha información pero totalmente sesgada y absolutamente manipulada. Esa información hace que las personas capten informaciones mascadas que las llevan a creer en patrañas y son conducidas a actuar conforme a un patrón predifinido por los dirigentes (o gurus de lo absoluto) que determinan que metas deben ser alcanzadas, para provecho de ellos y de otros más (unos pocos más) que los financia.
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