Los elementos se han puesto de acuerdo con la coyuntura y están en plan bíblico. Lo que fue la prosperidad de una época ficticia, ha ha devuelto a la cruda realidad el verdadero sentido de la Vida, una procesión apocalíptica de sucesos. La Tierra, que era una doncella benefactora y un poco gorda, musa de poetas y escritores e inspiradora de la " pijería " en general, no para ahora de cabrearse, viciada y hastiada por tanto tráfago humano o por puro antojo de sus refajos. A ver quién se compra ahora una lira y se va al atardecer a echarle unas rimas al planeta, que no para de estremecerse, desde Haití hasta Turquía, pasando por Chile o por Taiwán. Aquí, al menos, de momento, los corrimientos han sido más módicos y sólo hay plaga económica y acuática ( también de idiotas ). Un lodazal revuelto que arrastra perros y colchones ahogados y ha dejado desnudos no sólo a los ribereños sino a todo el escrementicio esqueleto social. A ver que profeta se pone ahora no ya a caminar sobre las aguas sino a tasar toda la podedumbre que va quedando, llena de una gente que ha pasado del diseño a la alpargata. Sale una contabilidad llena de ahogos, porque los elementos no entienden de burocracias y arruina casas legales e ilegales, que se dejaban de estar, mirándose para otra parte, porque en tiempos de bonanza/ficción parece que la dicha va a ser eterna y nadie respeta el dicterio de la Madre Naturaleza.
Se fue acompasando el paisaje físico con el paisaje moral, como si entre todos quisieran sacarle una moraleja a la Vida y se empeñaran en demostrar lo fútil y efímero de la obra humana.
Las playas donde ayer me doraba junto con las turistas, ahora son una maraña de cañas y árboles arrancados, trapos y lavadoras destripadas, animales muertos y excavadoras que intentan adecentar contra reloj esas dunas de lodo y plásticos que más se parecen a un muladar y que en dos días deberían ser un pálido reflejo semanasantero o fiestero primaveral de los tiempos de la abundancia ficticia, cuando los chiringuitos estaban a rebosar y a su sombra se hacían planes para el viaje de verano, el coche a comprar, el dinero a invertir, a la organización de la próxima botellona y a cuántas meretrices se llevarían para la orgía en un yate...
Naúfragos. En eso ha derivado tanto sueño, tanta imprevisión, tanta estupidez y tantos y tantas sinvergüenzas. Se creían que la fiesta, el sarao y el sol iban a ser eternos. Los bardos de ayer nos han dejado paso a los cronistas que tenemos venas apocalípticas y aventuramos el holocausto... Excusas, condolencias y estpefacción. Caras de duelo. La climatología, La Tierra, La Naturaleza, los elementos, no entienden de política, de sociedad del bienestar, de tiendas de Gucci o de la obsesión por comprar y tener para fardar. Martin Luther King tuvo un sueño. Aquí la mayoría tuvo un espejismo. Quizás sus amores a los apoltronamientos y bacanales les hizo creer en un Universo estático. Y no. Esto se va al carajo, poco a poco, lo sé, pero al final de manera irrefutable sólo llegará la calamidad, el naufragio, " EL LIBRO DE ELI ".....
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