Hay un antes y un después en la historia de la humanidad: el momento en que irrumpe la cinta magnetofónica como bien de consumo, la posibilidad de cortar y pegar, alterar, mutar y fundir.
Este procedimiento de trastocar, de mezclas de distintas " realidades ", modificó de manera esencial la vida, donde ahora y desde hace todo un largo periodo de tiempo, se confunden la ficción con la materialidad, las imágenes de distinta naturaleza y procedencia con otras modificadas con los medios técnicos al uso, donde se vinculan asociaciones contranatura, sexualidades ambiguas, híbridas, mestizas y heterogéneas, con la consiguiente pérdida de la identidad, una especie de discurso circular cuya propia estructura formal, se transmuta en informaciones proporcionadas por intereses espurios, que traducen la visión real y sustantiva del mundo...
fragmentado y tratado de ser reconocido y recompuesto, a sus formas de ver, en un gran laboratorio.
Confundidos entre verdad existencial y quimera, con miles de cámaras observándote, satélites captando las llamadas y comunicaciones audiovisuales, manipuladas por agentes motrices externos, modificaciones genéticas, alteraciones artifiales de enfermedades; nuestro entorno articulado a su albedrío por un sinfín de artificios electrotécnicos, se parece cada día más a una obra maestra de cine: MATRIX.-
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