La democratización del conocimiento unida a la profundidad de la crisis está creando una nueva generación: la de los nuevos agnósticos. Una raza que sabe discernir entre las viejas y caducas creencias inoculadas, lo demagógico insuflado y lo racional mediatizado.
Ahí radica el distanciamiento entre los mandamases con cerebelo escaso del siglo XIX y los jóvenes y no tan jóvenes, maduros, del siglo XXI. Aunque tal vez no se formulen las preguntas, siempre deben existir las respuestas. Frente a ellos ya no sirve saber perorar o predicar: hay que saber ser y ejercer, porque cuando la creencia se diluye, la fe se desvanece.
Según un informe reciente del Instituto de la Juventud, para los jóvenes de entre 15 y 19 años la fe ciega y entregada no sobrepasa el 10% de sus intereses, muy por debajo está la política, 4'5%....Muy significatvo...
Quienes se sienten iluminados para conducir al gentío, no pueden ir perdiendo cada dos por tres el control sobre sí mismos. Prometedora época esa en la que el pueblo llano rechaza las negligencias de mucho conductor vacío de talento contemporáneo y reclama menos dogma y más compromiso y ejemplaridad actualizadas.
Los "gurús" siguen hinchando burbujas de creencias desactualizadas, descatalogadas y caducas sólo por su introvertida sandez, mientras la inmensa mayoría silenciosa busca sensatez y practicidad de presentes de entendimiento y vida serena sin fanatismos.
Es época de aterrizar el cielo y construirlo en a tierra.
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