Cada semana que pasa es una semana perdida más. Desde hace meses todos los analistas internacionales, los movimientos contantes de los mercados y desde luego los avisos evidentes de los gobiernos de EE.UU., China, Francia y Alemania no pueden ser más claros: España está enferma, se acerca a una fase terminal en la crisis económica, social y de valores. La situación es muy grave, en muchas ocasiones, límite y los agujeros negros que tenemos con un gasto público despendolado, con una morosidad disparada y con una imagen deteriorada y sin ninguna confianza internacional nos convierte en una referencia vulnerable y debilitada en todos los frentes.
¿ Es éste un diagnóstico, por mi parte, tremendista y destructivo ? ¡ Ojalá fuese así ! Estoy en la pura y dura realidad. El Gobierno lleva mucho tiempo poniendo parches aquí y acullá, sin más objetivo que ir saliendo al paso. Con pavor a los sindicatos, con terror a la izquierda pura y paralizado a la hora de ejecutar un paquete de reformas estructurales necesarias ( no la chorrada del tabaco ), obligatorias e impuestas desde fuera ante la evidencia e irrefutabilidad de que el señor Rodríguez Zapatero y los suyos no son capaces de coger al toro por los cuernos.
Hace unas fechas cuando en Bruselas la Canciller alemana, Doña Angela Merkel, expresó su " admiración ", por las diligencias en el ámbito económico el señor Zapatero había tomado, las terminales mediáticas del Ejecutivo intentaron leer detrás de las palabras que -¡ por fin !- la cuestión daba atisbos de enmendarse. Nada más lejos de la realidad. La señora Merkel dijo lo que dijo. Es verdad. Pero eso no esconde entusiasmo, esconde miedo ante lo que se avecina. Si España, finalmente ( como lo va a ser ), tiene que ser rescatada, está claro que quien sale perdiendo es el euro. Si España se hunde ( que se hundirá ), puede arrastrar al euro al precipicio. No somos unos cualesquiera en Europa. Hasta no hace muchos años España ( con el gobierno Aznar ) era una referencia en la Europa del euro. Era un ejemplo y un acicate. Ahora ya convertidos en último vagón del tren, España parece más una escombrera, un muladar, que otra cosa. Y ese basurero es un peligro para alemanes, franceses, etc.
¡ Que nadie se engañe ! Detrás de las palabras de la señora Merkel lo que hay es un intento desesperado de dar confianza sobre España. Pero, seguimos viendo como el Ejecutivo sigue dando tumbos. El señor Zapatero está caducado, el Rey desaparecido y todo ha quedado en manos de un hombre de la " vieja guardia " socialista, con más sombras que luces. Anuncian reformas que luego matizan o cambian, diciendo que va a hacer lo que nunca termina de ejecutar ( exceptuando lo de " dar por culo " al ciudadano con nimiedades ) y con más miedo y pánico que vergüenza ( la que nunca han conocido, conocen o conocerán ) puesto que son conscientes de que sus promesas sociales se están viniendo abajo una detrás de la siguiente, sencillamente porque están cimentadas sobre un gasto brutal, sin control y sin sentido común.
Ésta sociedad, está pagando siete años de demagogia barata, de promesas simplonas, de corrupción, de estafas, de falsas promesas y de palabrería inútil. Todo demasiado bonito y demasiado caro. Y ahora, tarde, mal y nunca se intentan poner remiendos donde la gangrena ya corre de manera irremisible. Las vacas gordas ya han dejado todo su paso expedito a las vacas flacas. Pero los políticos siguen siendo lo mismo. Hasta cuando la sociedad civil va a seguir haciendo como el avestruz.
-CORSO-
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