El ciudadano común lleva décadas consumiendo regularmente novelas y películas en las que, con mayor o menor grado de ficcionalización, se denuncian tramas corruptas o criminales que señalan y comprometen a las más altas esferas del poder. La consecuencia de ello, sin embargo, es la aceptación generalizada de que el poder en efecto, de facto, es corrupto ycriminal; y, algo peor, que eso: una vez constatado, se asume que el crimen y la deshonestidad, el soborno, la putrefacción, la depravación y prostitución, son inherentes e ineludibles para su " eficaz " funcionamiento.
El procedimiento, ergo, por lo tanto, de exponer los " sucios " manejos, tratos y asuntos a la luz no consigue el efecto de desvelarlos, sino de blanquearlos. O dicho de otro modo, su alumbramiento viene a ser el equivalente a la garantía de su continuidad " legal ".
¿ Qué hacer, entonces ? La denuncia más eficaz suele ser la que incorpora en sí misma el castigo. Y quizás la pena más letal que pueda aplicarse al poderoso, médico, funcionario, ejecutivos de empresas nacionales o multinacionales, etc., impune, es el ridículo, destapando sus miserias ( adicciones, amantes, puteríos, cohechos, etc.... ) eso que se llamó la " muerte social ".
Más acá del pasmo y la indignación que puedan provocar algunas revelaciones o actuaciones, los hechos, los actos, orados o asentados en soportes físicos, son tratados por la opinión pública como testimonio irrefutable de mediocridad y de idiotez de los responsables.
La zafiedad e ineptitud manifiesta de esos representantes de órganos del poder ( policías también ) socavan la credibilidad de las decisiones que toman. Ante la impotencia del común de los mortales, de toda reprobación ética, puede que sea la cruda exposición de las desvergüenzas de los agentes del poder lo que, en definitiva sea la mayor acción con capacidad subyacente y subversiva de rebelión de la sociedad civil.
Alguien acuñó hace tiempo la noción de " PARODIA IMPOSIBLE ", es decir, " la parodia basada no en la deformación o caricaturización de los datos, de los hechos, acciones o casos, sino en su descripción fidelísima y escueta, pero descontextualizada, de modo que, al aislarla de su contexto real y confrotarla con otros espurios, se convierta en un ejemplo de discurso irracional bajo su apariencia, o mejor dicho, pretensión de máxima racionalidad ".
-El Caballero Templario-
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