Quiero con estas líneas abrir un poco el diafragma de la visión para referirme a todos aquellos que dicen mentiras en política, en las televisiones, en los púlpitos, en los minaretes, en las clases, en las tertulias, en las familias, entre los amigos y amistades y conocidos, y entre las parejas y tríos. O mejor, de quienes las escuchan impávida e ingenuamente. Pretendo llamar la atención sobre la necesidad de permanecer atentos a las falacias, engaños, argucias y embelecos. Y a advertir sobre su peligrosidad a largo, medio o corto plazo, tanto como por el que las vierte como por le que las recibe.
Muchas de las mentiras y burlas, aranas, están ancladas y sujetas en el lenguaje. Hay muchos sofismas que adulteran el razonamiento. Es preciso saber descubrir a tiempo el engaño para no dejarse estafar. Otras, sencilla y llanamente, se explican por la credulidad de los destinatarios.
Las mentiras son siempre fruto del interés. Te engaña quien en época de elecciones, te promete hacer un puente en un pueblo donde no hay río. Te tima quien te anuncia un producto a través de una inteligente asociación de ideas e imágenes. Para que compres una mierda. Te defrauda quien te presenta una falsa modelo como mujer exitosa. Para que las sigas y te saque hasta los ojos. Te engaña quien te anuncia milagros de manera irracional. Para que creas y sacarte los cuartos. Te estafa y se ríe de tí, de tu intelecto y de tu dignidad, quien abusando o creyendo en que eres imbécil, te dice que estás muy bien o eres el hombre de su vida. Para, los mismo, sacarte el dinero de tu cuenta corriente. Te engaña aquel que arguyendo lo buenos compañeros que fuímos hace ya algún tiempo, y de manera sutil, pretende saber cuales son tus intenciones futuras, para satisfacer intereses espurios de él o de terceros. Para joderte.
Me soprende la ingenuidad de la gente, tanto de los engatusados como de los embaucadores. Es decir, la facilidad con que se dejan engañar o timar y la seguridad en el que cree que se va a quedar contigo, despreciando que tú has pasado por una " facultad más de la vida " que él.
También, me llama mucho la atención, el poder seductor de la televisión ( o que se cree que lo tiene con la gran mayoría ). Si lo ha dicho la " tele " exclama con énfasis el estúpido espectador convencido de que aquello que dicen cuatro tergiversadores es " catón "... porque se ha comentado en la " caja tonta ".
Con la cacareada crisis vengo recibiendo e-mails de engañabobos que anuncian a través de videncias, cartas del tarot y otras artes adivinatorias, la solución a todos los problemas. ¿ Cómo se han hecho con mi cuenta de correo electrónico ? ¿ Quiém les ha dado autorización para inmiscuirse en mi vida privada ? Pero, claro, si lo hacen, es porque mucha gente traga.
Cuántas sectas proliferan prometiendo lo habido y por haber...
Me gustaría que en las homilías, sermónes, en los mítines, en las clases... en una charla cualquiera, se pudiera levantar la mano con más frecuencia y decir: ¡¡ Eso es falso !!
Y luego poder argumentar por que se estima y se considera aquella idea, aquel dato, aquella conclusión una solemne mentira. Pero no. Lo normal, es callar, lo habitual es aceptar, lo normal es creer ( lo que sea ). Y, ya se sabe, quien calla .... otorga.
El conocimiento nos viene de muchas fuentes. La información arriba a nosotros de muchas maneras y desde muchas personas. Es preciso saber discernir si el agua de la deducción es potable o está contaminada por intereses mercantilistas, políticos, religiosos, comerciales, proselitistas, particulares o privados. Criticar no es demoler, es.... comprender, juzgar y entender. Educar y formar es ayudar a que cada uno se construya un detector de mentiras poderoso y sensible que lo proteja....
- J -
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