Este país, el Mundo... se están quedando sin ricos. Como el tatú carreta, el lince ibérico, el koala, el panda, como el escarabajo pelotero y el gorila de montaña, los millonarios se han convertido en una especie amenazada, en serio peligro de extinción.
Lo asegura así el informe anual sobre riqueza en el planeta Tierra publicado en un medio internacional que entiende sobre el particular, y el escalofriante dato es que en el último año la nómina de opulentos españoles se ha reducido en un veintiuno por ciento.
Está claro que esta crisis es una recesión sin igual, total, brutal, espectacular, sin paragón, de una profundidad aún incalculable, pero que afecta a todos los órdenes con unas consecuencias irreversibles.
Hasta ahora creíamos estar ante una de esas cíclicas fluctuaciones del capitalismo a las que mal que bien nos habíamos acostumbrado los tiesos, que lográbamos a duras penas sobreponernos entre una y otra, pero esta depresión económica está empezando a causar bajas también en el bando de los ricos, lo cual debería acojonarnos, si no es que estamos ya asaz cagados de miedo.
Aunque es en España donde se ha registrado el mayor descenso de acaudalados, el fenómeno como todo cuanto rodea a esta crisis, tiene dimensión mundial y calculan que sobre nueve millones de individuos han tenido, forzosamente, que abandonar su cómoda posición de la fortuna para empezar a formar parte de otras nóminas menos gratas.
Estamos asistiendo a los funerales del capitalismo, al fin de una era, puesto que lo fracasado no es un orden de desarrollo económico o social sino el desarrollo del orden conocido...
La pérdida del valor del esfuerzo, del coraje, del sacrificio, el deterioro de la educación, la ausencia de respeto hacia una mínima norma ética y moral, la corrupción de políticos, deportistas, banqueros, la trivialización de lo honesto y decente, el aumento de las injusticias y las desigualdades, el menosprecio a los educadores y a los profesionales de la medicina, el vilipendio y desconsideración a los agentes de la autoridad y otros, la insatisfacción laboral, la congelación salarial y la superexplotación de los más débiles, la carencia de incentivos, la destrucción del planeta, el exterminio de la familia como unidad básica social, el camelo del arte, el regular apaleamiento de las focas, la vulgarización general en los modos y las formas, el hambre, el paro... han venido a traer el fin de una época, la llegada a la estación término de un modo de vida basado en esos modelos, un sistema de existencia en el que la economía se muestra como "una ciencia atrasada" y, en el que también, el periodismo ha hecho "sustitución de lo real por lo efectista, y de los hechos puros y duros... espectáculo", un modo de vida al que hemos llegado con mala calidad después de decenios fabricando y consumiendo productos basura, acostumbrados a lo rebajado, a lo gratis, una manera existencial para la que parece que, de momento, no tenemos recambio, mientras... las grandes fortunas se hunden irremediablemente, pero, y ahí está lo peor de la historia, arrastrándonos a todos a no sabemos donde, al desasosiego...
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