Los últimos traspasos en el deporte y los que van a venir, más concretamente en el fútbol, por cuantías astronómicas me hacen reflexionar y pensar el porqué no se pagan o se barajan esas cifras en el ámbito de un brillante científico que dedica toda su vida al estudio profundo y laborioso en la investigación para lograr descubrir una nueva vacuna que salve vidas o un medicamento que sane a millones de personas. No. Tampoco para esos excelentes profesionales de la medicina que llevan toda una vida entregada a sus pacientes y preparándose en los mejores hospitales y que después de muchos estudios y esfuerzos, se dedica a dar lo mejor de sí y contribuir a aliviar la vida de los demás. No. Esas cifras cósmicas, en tiempos de crisis, se barajan entorno a un individuo que sólo sabe pegar patadas a un balón o meter una pelota en una canasta.
¿ Qué se podría hacer con esos dineros ? Veinte mil familias podrían vivir desahogadamente durante los próximos años, por ejemplo...
Creo que estamos locos...
Sobre todo quien paga y quien lo permite y los que lo aplauden comprando camisetas de cincuenta euros para arriba, acuden al estadio o el ppv por televisión.
A veces siento repugnancia por pertenecer a una sociedad tan veleidosa y superficial, que valora mucho más el espectáculo mediático que el talento intelectual, la generosidad humana, el altruismo y el sacrificio de los profesionales en todos los órdenes: enfermeras, médicos, policías, educadores, investigadores, etc... Mientras se habla hasta el aburrimiento de esos temas, no se habla de los cuatro millones de parados, del terrorismo, de las cuatrocientos empresas que cierran al día, de las angustias de miles y miles de ciudadanos por llegar a fin de mes, de la incertidumbre político-social mundial, etc....
Ya lo decían los romanos hace más de dos mil años: " AL PUEBLO, PAN Y CIRCO... ".
La pena es que ahora ni tan siquiera hay pan, pero no nos falta el circo...
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