No parece estar dando mucho resultado a Freddy Faisán su arma secreta electoral: la farsa del "abandono de las armas" por los etarras. Y ello a pesar de que la oposición, como ha sido lo común estos años, no ejerce de tal. La razón creo que hay que verla en el insistente desmontaje de la demagogia socialista-etarra que hemos realizado muchos estos años, y especialmente la AVT: la gente no se deja engañar en este asunto como antes. El PSOE, repitámoslo machaconamente, heredó de Aznar la mejor perspectiva posible para acabar con la ETA aplicando las normas del estado de derecho y de la democracia, es decir, el Pacto Antiterrorista. Y convirtió este en un Pacto Proterrorista.
Zapatero, Rubalcaba y sus gobiernos, volvieron a convertir en potencia política a una ETA acosada y probablemente agónica. Ello no se entiende sin considerar que gobierno y terroristas son de izquierdas, socialistas, antifranquistas, antidemócratas y antiespañoles: había ahí una amplia base para el entendimiento, para una masiva colaboración. No se trataba de acabar con la banda asesina, sino de que ella declarase que abandonaba los atentados. ¿A cambio de qué? De legalidad, legitimidad más o menos explícita, dinero público, impunidad, proyección internacional, indemnizaciones, imagen favorable (acompañada del descrédito de las víctimas) y reducción de la unidad de España a "residual", transformando la autonomía en estado asociado. Grandes pasos, en suma, hacia la desintegración del país y la quiebra del estado de derecho. Estas enormes ventajas, y otras, son lo que han regalado Zapatero y sus cómplices a la socialista (nunca olvidemos este detalle, sin el cual nada se entiende) ETA. En suma, los delincuentes gubernamentales han legitimado el asesinato como un arte más de hacer política. No uno más, sino el más rentable. ¿Y qué esperaba obtener el gobierno en compensación? El fraudulento prestigio de haber logrado "la paz" (con los asesinos, claro), y por ello votos asegurados para seguir en el poder; y hasta, muy posiblemente, un premio Nobel asimismo fraudulento. Quien ha perdido en el cambalache entre las dos mafias ha sido el PSOE. Contra los enterados que llaman "descerebrados" a los etarras, estos siempre han demostrado mayor inteligencia que nuestros míseros politicastros desde Suárez, y excluyendo a Aznar.
La ETA se siente ahora tan fuerte que trata de igual a igual al gobierno español (y al francés, pero en este caso es solo un chiste), y condiciona una eventual entrega de las pistolas a la "desmilitarización" de las Vascongadas y la liberación de los asesinos presos, tiro de gracia al estado de derecho y la igualdad ante la ley.
Con mucha razón han hecho el balance los jefes políticos del terrorismo: "Estábamos al borde del abismo (con Aznar, claro), y ahora todo es posible". De momento dominan Guipúzcoa e influyen mucho más que antes en el resto de las Vascongadas. ¿Y qué es posible? Una de las claves está en la proyección internacional que les han regalado los canallas del PSOE. Ahora es posible que el separatismo forme un bloque electoralmente muy difícil de batir, que recurrirá al prestigio internacional ganado para forzar la secesión. Hay indicios de que incluso algunos altos dignatarios del Vaticano contemplarían tal posibilidad. En ese escenario, los asesinatos pierden interés. El PP, si llegar al gobierno, y suponiendo que quiera volver a la política de Aznar, se encontrará con un chantaje interno e internacional abrumador, afrontar el cual exigirá políticos con ideas muy claras, energía y talla de estadistas. Algo que de momento no se vislumbra por ningún lado.
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