Cuando Ricardo de la Cierva publicó " La derecha sin remedio ", encontró en el título ( además de acertado diagnóstico ) toda una profecía, desmentida sólo por el breve paréntesis del Aznarismo, un triunfo, una época de gloria que en realidad también confirmaba gran parte de la tesis de lo irremediable. Porque lo que no parece tener remedio y solución en el conglomerado liberal-conservador de clase acomodada, pija y neopija, no consiste en contemplar el poder como algo inaccesible, sino en la incapacidad de elaborar un discurso sin complejos, una alternativa que destierre el pavor a las palabras: " reaccionarios ", " ultraderechistas ", " nazis " o " fascistas "...
" La derecha sin remedio " es un caso único y clínico, dentro de una sociedad civil y política pasmada, taras invisibles de algún trauma que incapacita para afrontar las manipulaciones y corrupciones del adversario, conformándose con el papel de villano en el teatro de lo político y social...
Luego, menos mal, estámos ( y creciendo ) los que no nos resignamos, los que preferimos morir de pie que vivir arrodillados delante de una bragueta, como los que arropamos a las víctimas del terrorismo o los que mostramos nuestro repudio a leyes como la del aborto, entre otras... Esa lista,al final, nos convertiremos en el voto de castigo al arriolismo ambigüo de Génova, cuyo único argumento reside en la encuesta y en marear la perdiz o el faisán, y aspira mientras hasta el tuétano del " MATRIX PROGRE ", por hacer uso de los términos de otro gran y acertado diagnóstico político, el de Juan Manuel de Prada ( " Lágrimas en la lluvia " )...
-Corso-
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