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miércoles, 9 de febrero de 2011

Dos millones en mantas térmicas para tapar las piscinas por la noche y que no cojan frío. Trece mil euros para evitar que las ranas mueran atropelladas. Cuatrocientos mil euros para que los diputados tengan un iPhone, porque para hablar necesitan algo mejor que el móvil que regalan con las magdalenas. Veinte millones ( repito, veinte millones de euros ) en ayudas a plantas de curado del tabaco ( itero, tabaco ) alimentadas por energías renovables. Y doce mil euros para que un ceutí ( primo lejano mío ) como el Sr. Chaves escuche a un andaluz como el Sr. Montilla en el Senado mediante traducción simultánea. Estos son sólo algunas de las últimas partidas en las que España ha venido desangrándose en estos últimos seis años, cuando los poderes públicos utilizaban los billetes de quinientos euros a modo de papel de cagar...
Recoge estos ejemplos una web ejemplar, , y un simple ciberpaseo por el sitio sirve para ilustrar hasta qué extremo el dispendio no ha sido un descuido, un exceso de imprevisión o la crisis mundial, sino la parte esencial de la forma esencial ( valga la redundancia ) de hacer política, de administrar, del ejecutivo ZP. Al final, lamentablemente, caigo en la cuenta de que el dispendio del erario público es la peor manera de corrupción. Y la más arraigada.
P. D.: Ya ni me acordaba de lo que se llevó el lunes pasado el Sr. Mas, Presidente de la Generalidad, de La Moncloa, lo que ha supuesto el cabreo de los demás adalides autonómicos, por lo que el Sr. Zapatero también ha claudicado ante ellos y, lo que supone, que lo que le prometió a la Sra. Merkel el jueves de la semana pasada, se lo ha pasado por el forro de sus cojones...
-Corso-

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