Cómo va a ser inadmisible, si ya ha pasado otras veces. Israel lo hace porque puede y porque tiene más " cojones " que los demás. No ha faltado el imbécil o la idiota de turno afirmando que Tel-Aviv fracasó en su objetivo de desviar el convoy de " turismo bélico ", con su uso proporcionado de la fuerza, salvo que ése no fuera su objetivo. La exhibición de músculo homicida no estaba destinada a Gaza, sino a Teherán ( A ver si se enteran los " listos de las ONG's " ).
La operación fue aprobada necesariamente por Netanyahu, que ya dispone de una excusa para " hincarle el diente " a Teherán, cuando le salga de las entrepiernas. Washington silenció la masacre desde el primer momento, Europa irá callando poco a poco, como una puta por rastrojo...
El tibio comunicado inicial de Obama ( cómo en el de la elección fraudulenta de Ahmadineyad ) sólo confirma que Israel es el 51 estado de la Unión ( España aspira a ser el 52 ). A efectos de la CIA., los USS., FBI., DEA., USN., etc., la matanza de Mavi Marmara fue un capricho del gobernador de Nebraska o de Idaho. De hecho, la anterior invasión de Gaza fue aprobada en el Senado estadounidense a mano alzada, sin necesidad de recuento alguno.
La reacción internacional viene tamizada por la " secreta envidia " de los gobiernos occidentales hacia la " patente de corso " de Israel y de los EE. UU.
Tel Aviv, se ríe, imaginando la reacción de Bruselas, que por un lado recrimina a Cuba su política de " derechos humanos " y omite la palabra Israel al denunciar el asesinato de un presunto terrorista en Dubai, a manos de efectivos del MOSSAD, con pasaporte de UE. Netanyahu recuerda de vez en cuando a sus " socios inertes " que el balance de muertos de su invasión a Gaza, fue de cien a uno.
Israel no es Corea del Norte, sino un país democrático, a su manera. La organización terrorista HAMÁS es un conglomerado de fantáticos asesinos crueles y carniceros genocidas, y una amenaza para el planeta.
En su tradición de obrar a sangre y fuego, Tel-Aviv, pagará un precio por su imagen, pero, Israel no está precisamente en el negocio de las relaciones públicas.
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