Secuestran, compran, adoptan a niños y niñas, desde bebés a adolescentes de trece o catorce años. Extirpan luego sus órganos, llegando al asesinato en algunos casos, para satisfacer las necesidades de los millonarios occidentales. Hablo de los grupos delincuenciales de tráfico y trata de seres humanos, instalados en uno de los negocios más sórdidos y rentables del Mundo. Que un rico de dónde sea necesita un riñon para él, que precisa de un pulmón para su hijo, o un hígado para su amante alcohólica o su cirrótica esposa, en lugar de hacer cola en las listas de espera, acude a la mafia del tráfico de órganos y resuelve el problema ensuciando sus manos de sangre de inocentes.
Tailandia, Camboya, Laos, China, Somalia, Liberia, Marruecos, Senegal, Nigeria, Zimbabwe, Haití... todos los países de la úlcera y el llanto, son territorios propicios para la " adopción "...
Bajo esa máscara de la adopción, cuando no del secuestro o el crimen, se esconde el tráfico descarnado de órganos y el gran negocio sobre él desarrollado, dentro del ámbito de la " Alianza de Civilizaciones " o de " La Aldea Global ".
Sólo el servicio desinteresado de los voluntarios y otros profesionales de diversa índole, palia en algo ese desenfrenado holocausto, colocando de manera simbólica en el pecho de niños y adolescentes el cartel de: " NO SE VENDE ".
Un grito de denuncia de ese tipo de organizaciones contra las que trafican con seres humanos para extraerles luego los órganos que necesitan trasplantarse los multimillonarios occidentales para seguir jodiendo a todos unos años más.
Todo ello se me ha venido a la memoria cuando he leído las noticias alarmantes sobre los buitres carroñeros y hienas que escudriñan las ruinas de Puerto Príncipe buscando carne fresca que les permita robustecer el negocio pútrido del tráfico de órganos.
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