Cuando partió de su tierra olvidó llevar una maleta consigo. No pasó a recoger ropa limpia, ni ordenó un neceser con artículos de higiene personal. Se sentó en la playa y no se preocupó de comprobar si tenía guardado el billete de viaje. Ser inmigrante tiene su ventaja: en la patera no hay revisor, lo único que portaba era un cúmulo inmenso de proyectos, rebosante de sueños e imágenes estereotipadas. Y es que el equipaje de los ilusos suele ser ligero. Desafortunadamente, como cualquier otro equipaje, también, puede ser robado.
Sabía que su destino no era el Paraíso, pero podría encontrar una oportunidad si se sacrificaba y trabajaba duro. Cualquier cosa era mejor que quedarse en su tierra sin hacer nada, sin un empleo, sin un trozo de tierra que cultivar o sin un pedazo de futuro que atisbar.
Para ello estaba dispuesto a jugarse la vida en el viaje. Su problema fue emigrar en un tiempo eqivocado. Hace mucho, los hombres transitaban la tierra libremente, las fronteras eran difusas y los "papeles" se reducían a las aptitudes y necesidades de las personas. Abraham no tuvo que legalizar su situación para entrar en Canaá, ni se encontró a un policía que le impidiera el paso.
Por mucho que los indios de América consideraran la presencia de españoles, británicos, franceses o portugueses de "irregular", nada les impidió a éstos construir imperios. Los europeos, que también anduvieron por África de "visita", desde épocas inmemoriales, fueron expertos en migraciones, pero, Europa, hoy se ha hecho más vieja y más cínica.
Ante un problema tan complejo como el de la migración, Europa ha buscado la opción fácil que tranquiliza al ciudadano celoso de su empresa, empleo y paz social, esto es, aislar físicamente y ocultar al indeseado visitante o "alien".
La nueva directiva europea aprobada este año, marcará una dirección injusta e inhumana. Injusta porque no requiere la sentencia de un juez e inhumana porque no respeta el derecho universal de libertad. Desgraciadamente, por mucho que traten de justificarla algunos políticos el documento está dentro de la filosofía de criminalizar al inmigrante y considerar la inmigración ilegal, como delito o una pandemia.
Una directiva hipócrita porque se elabora ahora que las modernas economías occidentales han entrado estrepitosamente en crisis. Es sabido que las cíclicas hecatombes capitalistas (por avaricia) acaban pagándose en los más desfavorecidos. Los políticos exigirán ahora lo de siempre: congelación de salarios de funcionarios y otros profesionales la administración, sanidad, seguridad, etc., públicas; recortes de algunas pensiones; flexibilidad en el mercado laboral y austeridad prespuestaria en general en el gasto de bienestar y social, claro está. En materia de extranjería, lo que viene...el freno a la inmigración. De manera que Europa, ahora que no los necesita, está dispuesta a recibirla con la cárcel. Precisamente a aquélla que contribuyó hasta no hace poco a un periodo de crecimiento económico y del bienestar sin precedentes...
Los menores también podrán ser internados y deportados, vulnerándose así, sus derechos reconocidos en varios convenios internacionales.
No pretendo hacer apología de la inmigración ya que ésta no debe ser un proceso smetido a juicio, precisamente por su propia entidad de realidad. Las migraciones son circunstanciales al ser humano y lo digo desde el prisma de conocedor de la problemática "a pie de calle".
Pero...es propio del ser humano (o del iluminado de turno) imponer reglas artificiales, normas que van contra el equilibrio natural de las cosas, ritualizar y estructurar cualquier fenómeno natural o del pensamiento que afecte a hombres y mujeres. Vanidad obvia...jugar a ser "Dios".
No se dan cuenta de que en la actual situación de desigualdad mundial y, sí, no se acude a tiempo, en origen, a paliar la hambruna, la inmigación va a seguir siendo un hecho inevitable y pero aún, generadora de muchos conflictos futuros.
Que busquen las causas y actuen en consecuencia. Lo contrario si es ser demagogo, parchear, violar a su paso derechos internacionalmente reconocidos, que, paradojas de la vida, nos vamos o se van a defender a la "Conchichina", aplazando soluciones, para acallar a algunos sectores de la población, de manera que el problema se va agigantando, y que... en algún momento engullirá a todos aquellos que ahora cojen el mando de la televisión para cambiar de canal cuando en el que están viendo sale la noticia de la llegada de otra "patera" o "cayuco" y que se abstrae con esa otra noticia de la "turista" que viene luego a ejercer de meretriz o ese otro "viajero" que lleva un "taco" de billetes...
Ya tenemos al "niño chico" de la Crisis...la inmigración. Pero, la de "los tiesos" inmigrantes(parece ser que la otra no tiene nada que ver...), a los que se señala implícitamente como responsables de la Crisis, más sensibles al desorden y al abismo antisocial.
Al aumentar el paro se piensa que hay que reducir la mano de obra extranjera para dar trabajo al nativo (cuando a la mayoría de estos les cuesta, ahora, asumir las tareas penosas que venían realizando aquéllos)....
Nuestro inmigrante del inicio, hoy languidece en un centro de internamiento o está a las veintiuna treinta horas cerca del almacén de Mercadona para aprovechar la basura, ada de lo que le rodea es suyo, ni siquiera su dignidad como ser humano ni menos, sus ilusiones, tan lejanas ahora...Ahora no sabe si quedarse o volver...
Quizá amén del equipaje, él se perdió asimismo en el viaje y lo único que desea es volver a ser libre, puesto que de una cosa si está seguro: emigrar para buscar un futuro mejor, no es delito.
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