por cada pícaro hay 1.000 imbécilesdando así a entender que los vendedores de humo se sostiene en la incultura y/o la credulidad de la gente.
Un escrito que me ha llamado la atención es el artículo firmado por Pío Baroja llamado “Los mendigos” dentro de su obra “Vitrina pintoresca”, un libro aparecido en 1935 donde se recogen sus ensayos y artículos que aparecieron en el periódico “Ahora” durante la Segunda República. En “Los mendigos” Baroja nos habla a su vez de otro libro titulado “El azote de tunantes, holgazanes y vagabundos. Obrita divertida útil, en la que se describen los engaños de los vagabundos y falsos mendigos que corren por el mundo a costa nuestra”, impreso en 1803 por Mateo Repullés. En esta obra se hace un listado de nombres dados a los pícaros, sorprendiendo por su diversidad:
Biantes, felsos, afrailes, abordones, acaptivos, afarfantes o farsantes, acapones, lagrimantes, aturdidos, acayentes, cañabaldos, prestadores, tembladores, admirantes, milagreros, aconios, atacantados, mendrugueros, crujientes, clerizontes, rebautizados, palpadores, harineros, lampareros, reliquieros, paulianos, colisiarios, lavanderos, croceantes, compadreros, familiosos, pobres vergonzantes, morganeros, testadores, atrasados, hormigotes, ensalmadores y claveros.Magistral el adagio con el que el autor describe a estos pícaros:
Con arte y con engaño¿Quién no se acogería a este adagio para contestar a ciertos comentaristas que aparecen por aquí de tanto en tanto?
se vive medio año;
con ingenio y con arte
se vive la otra parte
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