No tengo ganas de escribir. La ola de frío polar y de lluvia me ha llegado antes de tiempo. Arrastraba ya la penuria de un resfriado, cuando en la radio dijeron esto: " Se espera que una ola de frío polar recorra la península a partir del viernes ". Los partes del tiempo, sobre todo los fines de semana, van saltando, como en los juegos de mesa, de la casilla blanca a la amarilla, pero esa rutina se acabó. Cualquiera que, en ese momento, pose los ojos en un folio en blanco, se queda aterido de frío, paralizado. Con esa estampa de agua por doquier delante, los parajes nevados de la televisión, las palabras de ZP., y ese viento cortante todo lo que aparecen son metáforas de congelación, la superficie yerma de un bloque de hielo, la ceguera blanca de Saramago.
Una cuartilla en blanco es lo único que ya me da calidez y me reconforta del frío, porque son lo mismo, no expresan nada. Y ayer hubo Consejo de Ministros, otro anuncio de frío polar. Sólo me detuve que detener unos segundos en ese espacio en blanco, en el folio congelado, en la agenda que brilla por su ausencia, para comprender que eso es todo lo que me pasa; que aquí nada se mueve, todo permanece igual, como si un aire gélido mantuviera congelado al populacho, ese " espacio en blanco " del libro de mi admirado D. Mario Conde... de cuyo discurso de presentación quedé prendado. Lo demás que vengo oyendo de políticos, parlamentos, elecciones catalanas, sindicalistas, conocidos y conocidas.... me sobra.
Ya ven. Todos ellos y ellas, hasta las más cercanas y cercanos, cuartillas en blanco como símbolo de la cobardía, de la nadería y de lo absurdo...
Le doy vueltas a la saludable opción DE DEJAR EL FOLIO EN BLANCO, como metáfora de éste frío polar que amenaza, y observo que, una manifestación de funcionarios de prisiones en Madrid es apaleada de manera inmesirocorde por los " centuriones " del CNP., bajo las órdenes de Dar Dreider-Rubalcaba. La calle está otra vez sobresaltada con trabajadores exaltados; unos engañados, otros humillados, todos puteados. Otros, como los funcionarios y funcionarias, callan como mesalinas y miran hacia otro lado a pesar de que saben de facto que éstas Navidades su paga extraordinaria, junto con los trienios van a sufrir una merma considerable.
Si, yo pudiera, como en la justicia primitiva, le entregaría a cualquier político o sindicalista a la turba cabreada para que lo vistieran de insultos, escupitajos y lo plancharan a hostias.
No tengo ganas de escribir. Será esta ola de congelación que se me aparece por todas partes.
-LOBO BLANKO-
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