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domingo, 3 de mayo de 2009

El futuro era esto. Una enfermedad de los cochinos. El futuro era una pobreza cibernética, ultramoderna, casi tan resplandeciente como la riqueza. Cuando éramos jóvenes nos hablaban del futuro y uno soñaba sólo con un poquito de este paisaje que ahora tenemos delante. Plástico, videoconferencias, ordenadores. Incluso sentimientos medio congelados. Uno esperanzaba un mundo mejor. Pero ha resultado algo distinto. La alta tecnología se usa para medir un culo noble y otro republicano. Se fotografían los traseros con cámaras digitales y se envían a través de satélites. El poder no sólo se utiliza para controlar a la gente, a la información, las televisiones, los periódicos...el Gran Hermano de Orwell, sino para colocar en cualquier sitio, oficial o no, tetas y más mojinos...frivolidad. Y quien lo puede impedir no es la ética ni la moral de una nación, sino la rabieta de una pareja encabronada...No, no nos habían dicho que el futuro se parecería tanto a una ópera bufa.
No. No se equivocaba Orwell, Verne, Asimov y el resto de la patulea de iluminados. Nos equivocábamos todos. La amenaza no vino de Andrómeda sino de la cochinera de al lado o de lo guarros e hijos de puta que somos. Los invasores no eran ultracuerpos marcianos o extraterrestres sino miasmas de "cerdos". Y los que nos chupaban y nos chupan la sangre tampoco son alienígenas, sino altos ejecutivos y ejecutivas (como una que oía hablar por la calle éste mediodía) educad@s en Harward, Oxford o Cambridge. El verdadero extraterrrestre es un tío bajito y con una especie de exbigote que dice tener la llave para salvarnos de la miseria.
Cuando empezaba a nomadear por éste nuestro desierto de la vida, soñaba que la tecnología traería altura de miras. Uno era tan absurdo y tan ingenuo como ahora, como esas leyendas que subliman el valor redentor de la Humanidad, el sueño del ser humano, la imaginación. Siempre luchando por algo mejor. Beatos, monaguillos, ilusos. Vendedores de viento. Así me considera esta máquina del futuro engrasada con manteca de "cerdos e hijos de puta, enfermos". No sé porque nivel de emergencia va la OMS., ni me importa ya un pepino. Yo hace tiempo que estoy colocado en el "Nivel-6". Alerta >Roja. 
Como en los submarinos nucleares de mi infancia (El "Sywius" o algo así se llamaba), casi tan  cutres como los de ahora y de la mitad de este futuro que, más que por un visionario, parece inventado por un contador de chistes.  

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